Hoy es el día dos después del examen uno. Me califican con siete aunque me daría un punto más, pero da igual. Me acabo de acostar y con ello comienza el día tres: son las cero cero cero cero.
En mi espalda suceden muchas cosas, principalmente negativas. Mañana concierto y los ánimos... bah! Sí, musicalmente estoy feliz, pero a partir de ahí... Es un poco lo de siempre, pero, como siempre, con algo más: estoy desbordando. Creo que son demasiadas cosas. ¿Qué día y a qué hora va a aparecer mi nombre en mi horario? ¿Cuándo me toca a mí? Mira, desde hace nueve meses, el 90% de mis días tuvieron una responsabilidad que cumplir. Hoy ya no me apetece tanto. Quiero poder levantarme a cualquier hora y por la tarde pasear al sol, solo, acompañado, malabares, experimentos, juegos, felicidad...
Pero no. Ahora mi mayor felicidad es mi hipotética masturbación y nada más. No puedo disfrutar de la futura madre de mis hijos, y no puedo disfrutar de la guitarra (futura madre de mi vida) porque cuando llego a ella, ya estoy cansado.
Ahora ya queda poco para acabar, pero entiende mi cambio, a partir de ya mi prioridad seré yo. Me merezco dedicarme un poema, una canción, un texto agradable, un minuto... Mientras tanto, sólo soy, para mí, un efecto óptico, algo que sólo se asoma cuando llueve.
Buenas Noches
*Javier Santalices* |