Día 342, 2100 horas.- Salí de la facu, sólo tengo cincuenta céntimos para desplazarme, apenas para recorrer un kilómetro, pero no me queda otra. Subo al microbus, lo esperado: pasaron diez cuadras y abajo... Luego, mi mochila y yo comenzamos la larga caminata hasta la casa.
Día 342, 2120 horas.- Está nublada la noche, algo fresca, como todo día de mayo. Esto me ayuda a soportar el calor que produce el ejercicio de caminar. Amenaza con lloviznar, pero parece que es sólo eso: una amenaza. En cuanto a mis provisiones, cero. Sólo tengo mi decisión firme de llegar a casa. Aún faltan como 16 kilómetros. Todavía la mochila no pesa. Aún hay tráfico en la Avenida, pero todo marcha bien. Nadie sospechoso, quizá el principal sospechoso sea yo...
Día 342, 2140 horas.- Pasando por el cruce, a la altura del Banco de la Nación, cruzando el puente. Recién entrando a San Isidro. Todo sigue bien, por suerte tengo las zapatillas puestas, soy pie semiplano, pero aguanto bien. La mochila no fastidia por el momento. La gente está saliendo de laborar, los paraderos están colmados de gente con saco y corbata, o blusa y falda elegante. Esta zona es de gente bien, y los que trabajan por aquí son de clase media. Se me ve raro, porque estoy con jeans, un polo y un suéter. Además no me corté el cabello, y tampoco me afeité la barba. Aún así, todavía no llego a la categoría de hippie. Los semáforos no son de gran ayuda en el avance, pero sí para respirar y descansar un poco.
Día 342, 2200 horas.- La facultad de Psicología de la Garcilaso (Nota: Actualmente la facu de Derecho). Las chicas de la Garcilaso se ven muy bien, eso me motiva, pero creo que yo las desmotivo a ellas... En fin, sigo con mi camino. Por lo demás, está todo bien iluminado, sin problemas, cambié un poco la posición de la mochila y aproveché para sacarme el suéter porque ya me encuentro con calor y con polo es suficiente. Al suéter lo guardé en la mochila, ventaja: no me estorba, desventaja: la mochila aumentó de peso, lo voy a pagar cuando llegue a Miraflores...
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