Aquellos que se retuercen día a día,
antes de levantarse
con la pereza diaria,
un letargo interminable
postrados en su ser,
no tienen nada que ver
con cuentos y aflicciones.
Pasan las horas
y ellos comienzan a florecer,
para imponer a otros,
sus deberes,
sus conductas,
sus miedos,
sus cantos.
Ellos atormentan
y pagan por ello,
vacían sus egos,
cargan a los “ellos”
de irracionalidad
nulo comportamiento
y desenfreno.
Porque definen sus actos
sus conductas
sus pasos
en la cúpula del poder
ellos lo tienen todo.
Son los que
doblegan las leyes,
para otros,
las moldean
para sí
y solo sí.
Ellos son los elegidos
han cambiado
el curso de la historia
para dominar a los inferiores,
más abajo de la cúpula,
los otros “Ellos”
día a día laboran,
sufren la angustia,
de recibir menos de ellos.
Alimentar las tribulaciones
de sobras
que Ellos han dejado,
caminan por el desierto
descalzos sin agua,
sin sombra,
hacia ningún lugar...
Ellos menos que ovejas,
viven por miles hacinados
en un terruño maloliente,
sin vida, ni horizonte,
casi sin fuerzas,
ni esperanza,
no existe un Dios bueno,
cariñoso fiel pastor,
no lo saben
solo conocen la hambruna
y sus excrementos
que ya sin olor,
les cuelgan por las nalgas
agrietadas con tanto calor...
con tanto frío...
nauseabundos,
extirpados sus valores
ya no lloran,
las moscas esperan
esa gota amarga
para beberla sin asco.
Rostros impávidos
sin elocuencia, no ríen,
no lloran, no ven.
los “Ellos” no saben
de este lugar,
solo mandan,
imponen a fuerza sus deseos
no piensan en morir,
porque están en gloria permanente.
Sin embargo los otros “Ellos”,
mueren sonrientes
como esperando un regalo
que les da la naturaleza.
es el premio máximo,
puesto que han vivido
subyugados a “Ellos”.
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