Olvidaré los nombres -es posible, lo sé- que me dieron forma
donde se doblegan las esquinas infinitas de la noche, allí donde brote una espina coronada de pétalos,y la belleza no sea sino el principio de lo terrible.
Estaré temblando cuando las hojas caigan, trémulas y pacientes en su permanente otoño, sobre otras hojas, más viejas y de filamentos más extraños.
incluso para el silencio habrá cambiado mi rostro para entonces, será un tanto más oscuro, o turbio, pero jamás el mismo de esta tarde.

Maldigo esta hora y este viento, nunca seré el agua corriendo sobre el mismo río.