Si tuviese que pensar en todas las cosas que pase por estos lados, en las cosas que acontecieron, no sabría por dónde empezar. Y al mirar cada esquina de éste pueblo, y mirarte a los ojos y decirte: ahí tú y yo nos besamos por vez primera, ahí por segunda, en esa esquina terminamos una bella relación. En éste pueblo de cemento, lluvia, poemas, caricias, tenderos eléctricos, queso y árboles, yo te he olvidado, junto a la memoria de algunas cosas que acontecieron entre mis pechos, en mi vientre frío e indoloro que se acurrucaba en tus brazos y lagrimeaba de a poco cuando una vez al año podíamos sentarnos y hablar con sinceridad, cuando por primera vez yo me daba cuenta de que no te amaba y te decía, sin embargo, que mi alma, este corazón taciturno era tuyo y caíamos a la cama como cada día, cada semana. Pude haberte dicho que no, pero la fuerza de voluntad en mí floreció tan tarde que aún a estas horas, escribiéndole a alguien que no sabe que es para él y que va a un lugar que no conozco, y que nunca lo sabrá, y que se va, lento, pero se va… y yo no puedo pararle, no me está permitido detenerle.
Yo miro la esquina y a veces me pregunto si fue suficiente la cantidad de veces que corrí por allí para llegar al liceo, si fue necesaria para llegar a taller de literatura o simplemente para ver a alguien a quien amé y que se marchó con un recuerdo desconocido en los brazos y mira a otra mujer cumplir un sueño que mucho tiempo fue el mío. Y la plaza y las tiendas donde compraba dulces con las pocas monedas que me quedaban el día viernes, con la poca plata en los bolsillos de estudiante secundaria, con los ojos abiertos en sublimes parpadeos, contando las horas, contando los días para encontrar alguien que me hiciere sentir algo como él.
Un él a quien ahora le escribo.
Siendo sinceros nunca tomé en cuenta tu presencia en la carrera, me pasaba la gente tan desapercibida, como yo a ellos que al parecer no me di cuenta siquiera de que yo como ente existía entre ustedes, pero cuando te conocí y te pedí que fueses mi amigo, comenzó todo. Y ahora cuando no debo me siento perdida, me siento enamorada de alguien a quien no le importo demasiado, me enamoré de ti.
Y ahora que me doy cuenta de eso a cabalidad me siento tan idiota, tan dañada, mísera y pequeña que aquel corazón poco fructífero se terminó de hacer trizas y ahora me siento llena de rencor y rindiendo tributo, un caro tributo a las cosas que me acontecen y que necesito exterminar. Los amigos se acabaron o se perdieron, que se yo, lo único que me quedó entre las manos al momento de sentirme entre unas manos desconocidas que se sentían tan buenas, que me hacían olvidar, que fueron mi placebo a la hora de olvidar y que sirvieron por el momento, fue una gota roja de rencor, que fluía y gotea ahora, por entre los dedos que aprendieron a crecer contigo. Dicen que un gran amor termina mal, acabo de salir de uno y no estaba preparada para una nueva relación de tira y afloja, de no me importas pero me encanta tenerte. No. Simplemente no me siento completa para poder ejercer la carrera de meretriz como hace un par de años, como cuando comenzó a flaquear mi efímera vida, esta cosa que un ser humano admira tanto. Terminé atormentada por los fantasmas de la hipocresía, con las piernas juntas en posición de muerta, esperando la resurrección ansiada con tanta pasión, sin embargo me siento tan vacía que no quiero pedir nada más de nadie, ni mucho menos de ti, porque de ti es de quien he de vengarme, eres tú a quien no le importo y quien termina cada día de atormentar mi lánguido espíritu, contigo es con quien me vuelvo ave y me vuelvo niña, y con quien al terminar el día me siento ave que vuela y es libre, y cuya libertad es un asco y debe huir. Me dejas ese poco de libertad en las manos, pero me das la prisión entre ella y así me vuelvo niña, cuando crezca terminaré muriendo de alguna enfermedad desconocida.
Tanto tiempo dominando las sensaciones que olvidaba ya que se sentía entre las manos de alguien a quien amas, fue tanto que al parecer el olvido me hizo marchitar, y cuando por fin paso, cuando te sentí besarme, tuve ganas de llorar, porque para ti esto es un juego, es una manera de ganar adeptas, vaya eso no lo sé y mucho menos quiero averiguarlo. Me pregunto a cada rato cuantas estúpidas más cayeron antes de mí. Mis amigos me dicen que soy demasiado moralista como para separar un simple beso, de mi álgido comportamiento. Aunque sepan que soy de esas que se entrega en demasía y a veces promueve a la idiotez, yo no hago nada con los sueños, a veces solo los trunco para sonreír, o para cobrar venganza y me pierdo en las cenizas del ave fénix para llorar y ser parte de él cuando despierte de su dogmático sueño. Lo adaptaremos a las leyes de intercambio equivalente y de esa manera podré mirar las cosas con un carácter mucho más objetivo. Lo que viene se debe de ir, las cosas fluyen, nada más y la respuesta está en mirar, en buscar el oro donde muchos no lo encontraron, en filosofar sobre la existencia de la perdición, en tratar de ayudar a quien se siente mal y destruir a quien juega con los sentimientos. Pues la realidad de algunas en este preciso momento está tan tergiversada que la infidelidad es un juego de niñas y verles besarse con todas y todos no es nada más que la presentación mística del día a día, verlas luego llorar cuando están enamoradas es un asco, la primacía del cuerpo humano por sobre la asquerosidad que representa la vida de muchas personas, y la incomprensión, ¿la vida? Algunos le llaman así y de repente cuando le conocen, simplemente se matan bajo riesgo de ser tarjados egoístas con algunos, inconscientes por otros, cobardes, vaya una amalgama de mentiras, al menos desde mi perspectiva cuando se ve todo tan negro, muchos no piensan así es que no juzgaré en demasía a las personas que no pueden sentirse a favor entre los idiotas de la actualidad.
Y a ti, amado te incluyo entre esa raza de prepotentes que pareciere que solo requieren de sexo y abrazos para sobrevivir y luego se sienten mal. Mi vida, al menos, en ese sentido es menos superflua.
Si preguntaran por qué me enamoré de ser tan diferente a mi no podría decir nada radical que hiciere que las cosas sean más comprensibles, sin importar esto al menos podría darme cuenta yo misma de que las cosas que han pasado últimamente no son del todo comprensibles así es que vendría a ser lo mismo tratar de explicar esto a no hacerlo.
Lo que sé en este preciso momento es que le amo, no por como es físicamente, sino por la maldita capacidad humana, hasta cierto punto, rapaz, de hacerme caer, a mí, a quien antes nadie pudo derribar a sus pies, a quien nadie pudo hacer entender que el amor es cosa extraña, la cuestión es que le amo por ello, por ser quien es, por mostrarme un mundo color vómito rosa, de sangre, de miedo, de lujuria, de desdén de él hacia mí, de su presunta presencia y su amor mentiroso, que simplemente sé que no es para mí. ¿O es qué acaso en algún lugar de este mundo, tan complejo e indiferente, existe un ser tan primordial que pueda ejercer en mí la misma influencia que tú, que pueda llevarme a la cima del mundo sin poder yo comprender que al final de cuentas el amor no es más que un niño caprichoso que se viste de verdades encerrando una gran mentira que no puedo comprender por tratarse de ser tan inhumanamente indomable? Eso es algo que de buenas a primeras no logro entender por más que luche contra ello.
Aquí vienen las teorías freudianas acerca del consciente y el inconsciente, el yo y el ello que tanto calaron en mi filosofía a la hora de estigmatizar a algunas personas que puedo y a la vez no quiero amar. El amor en mí no es más que una reciprocidad que nace inconscientemente a través de la capacidad intelectiva de poder hablar con libertad acerca de cosas comunes en cuanto a relaciones supra humanas, y que de vez en cuando llevan a pensar que en realidad nada es nada, y sin ello somos todo. Al final el ello me terminará dominando, y terminaré en una esquina, con lluvia de una acidez levemente espectral, ahí, bajo la lluvia que me recorre de pies a cabeza, mirando a la esquina que tantas veces recorrí y de la cual no recuerdo más de lo necesario. Pensando, ahí me pongo a descubrir las mentiras, la infinita y vasta concatenación de mentiras que nos llevan a una verdad indubitable, a no ser que alguien crea que el genio maligno de Descartes era un ente real que nos llevaría a cometer equivocaciones matemáticas y que de a poco, de a poquito si, nos lleva a la cama a compartir una mentira que nos provocará un embarazo intelectual y pariremos de este modo, las mentiras y las verdades primigenias que ellas acarrean.
Si al terminar con esto aún no han comprendido que el amor es vasto, casto e impuro a la vez, aún cuando piensen que amar es pertenecer a un mundo indomable, indómito, que pocos hemos sido capaces de comprender objetivamente, sin caer en la tentación de tirarnos a las piernas de otro ser que nos colme de expectativas y de placeres enriquecedores, sin caer aún entre los besos y las manos de otra persona tan similar que nos lleve a la cumbre del Everest con sueños y con promesas de un mundo mejor, más perfecta, una realidad que no ha de ser modificada entre suspiros, entre llantos como diría Maturana, que no haya de ser más que la imaginación transeúnte que nosotros mismos creamos, cual viles arquitectos y de la cual se desprende la realidad, la realidad infantil que creamos cada uno, una propia, que se junta con las ajenas y termina formando un mundo ideal para el individuo, hasta que choca con otra, como las leyes, y se contrapone a una verdad superior, y al final, solo al final de las consecuencias que una mentira-verdad acarrea de manera increíble y que uno no sabe que ocurre, y te quedas respirando, mirando a la esquina por la cual corriste cada mañana hasta alcanzar, día a día velocidades increíblemente inescrupulosas para poder llegar a clases con dignidad y paciencia, cuando por fin logres darte cuenta de que los recuerdos están en cada esquina y que el alma humana no es la manifestación del deseo sexual de Zeus, de Cronos ni de los dioses griegos, ni menos un juego para que tu cuerpo pueda darse cuenta de que hay un ser que te ame como nunca nadie lo hará, pero a quien ignoras, porque aún piensas que hay una verdad inconclusa, pero que un solo “te amo”, dictaminado a los oídos inadecuados, uno sólo que provoque un beso en unos labios cálidos que tal vez no son más que una mirada, como diría Bécquer hace unos siglos atrás, unos años, que ya no recuerdo bien y que he escuchado con frecuencia cuando te recuerdo. Una frase que me corresponde a mí, y que a ti no.
Pues la enamorada en esta historia soy yo, la que quería cobrar venganza, la que es capaz de entregar el alma en un suspiro cuando posas tus labios en los suyos, la que revoluciona su realidad de a poco, como la rana de Maturana, la que es capaz de amar a la matanza de los ángeles y creer en dios por ti, la que es capaz de matarse en un murmullo para parecerte importante y que de vez en cuando es capaz de emitir un te extraño que a ti parece no importarte, que simplemente es un halago para ti que sientes que tu vida está cayendo en la perfección y que realmente puedes jugar con alguien para provocarte cierto placer sádico y tocar, lo que solo una estúpida es capaz de darte sin pensar.
Miraré la esquina por tres horas más, porque sé que no te veré avanzar por allí, porque tengo claro que a ti no te importa la vida que llevo en lo más absoluto, sino que quieres ver cómo puedes dominarme, como puedes ser capaz hasta cierto punto de que una persona ajena a ti siga los estatutos que tu le implantas. Simplemente miraré, porque espero sentada a la orilla de la calle, en medio de la lluvia, a que pases por mi lado y avances, y aún cuando lo hagas y te detengas por fracción de minuto, te dejaré avanzar…
… Y cuando creas que nadie te sigue, por una sola vez, me levantaré con las piernas tiritando y correré tras tuyo, por la simple razón de que soy una idiota que puede pensar demasiado y a veces, cuando las cosas andan mal sirve para apoyar a quienes no se lo merecen en realidad. Por mientras aguarda, tengo miedo de creer que en realidad siento algo que rehuí, y aunque sé que no planeas esperarme, toma en cuenta que podrás jugar conmigo sin más, porque cuando amo no siento ira contra quien me daña. |