La vida está hecha de momentos. Breves y efímeros, pero tan penetrantes, que se quedan con vos por el resto del camino. Sean éstos cielo o sean infierno.

Una vez alguien me dijo... no hay cielo ni infierno... son solo momentos.
Ahora que lo pienso... talvés tenía razón.

Es similar al bote en el medio del océano.
Aquel bote está a su merced por completo.
A menudo el océano decide regalarle un bello atardecer y una brisa de verano mientras cae el sol, unas apacibles aguas y una noche de luna llena.

Pero de vez en mes... cae la noche, las llamas de las velas se apagan con el viento, la lluvia no cesa, los copos de granito golpean el mástil, la tormenta le está hundiendo, mientras que aquel barco trata de sobrevivir manteniendo el curso firme, porque se aferra a la única verdad segura que le mantiene con vida... "el saber que esa tormenta tendrá un seguro fin".
Sabe que después de la tempestad, vendrá la calma y tendrá en el horizonte un bello atardecer como aquél que un día vió... puede que tan breve y efímero como tarde la siguiente tormenta en llegar, pero lo tendrá.

Recuerda... son solo momentos.
Todo tiene un inicio y un seguro fin.

Por ello, aprende a disfrutar lo efímero, lo temporal, disfruta la tormenta, disfruta el atardecer.
porque despues de todo... "Esto también pasará".