"Laika", una perra callejera que pasó a la inmortalidad.
Laika, el tres de noviembre de 1957, tripuló una nave llamada Sputnik y pasó a la inmortalidad.
Me desperté temprano, eran las cinco de la madrugada, ducha mediante y mate en mano, abrí mi correo.
La idea era enviar un mail, saludando a mi hermana, que en la actualidad vive en los Estados Unidos, precisamente, en San Diego. Ella, mi única hermana, nació un tres de noviembre de 1947, hoy cumple 61 años.
Nunca pensó en vivir fuera de Argentina, pero la vida se alimenta de imponderables. Cuando nos arrimamos a la vejez, los cumpleaños adquieren una significación diferente, y las emociones, sumadas a la distancia, no se parecen a lo que sentíamos siendo jóvenes.
Por supuesto que no hubiese sido necesario para ésto que relato, levantarme tan temprano. el verdadero motivo se relaciona con otro tres de noviembre. desde hace muchos años, para esta fecha suelo madrugar.
Acomodé mi sillón mirando hacia la calle. a través del ventanal, miraba el cielo, veía. amanecer.
La gata ronroneaba, fregándose contra mis piernas, el mate entibiaba la palma de mis manos, al tiempo que la “Sinfonía para un nuevo mundo” se adueñaba del entorno, acariciaba las hojas de las plantas, mientras mis recuerdos y la música, se acoplaban a la magia de los primeros rayos del sol.
Hurgando en los recuerdos, volví hacia aquella noche del tres de noviembre de 1957.
Ese día, la Unión Soviética, festejaba el cuarenta aniversario de la Revolución Bolchevique, Kruschev, era por entonces el Presidente de Rusia. Habían resuelto festejar a lo grande. Eran épocas de la guerra fría.
La idea, era enviar al espacio un satélite tripulado con vida terrena. Una perra callejera de la ciudad de Moscú, seria su única tripulante.
Al Satélite le pusieron el nombre “Sputnik”, a la perra, la llamaron “Laika”, (que ladra), a pesar que su verdadero nombre, era “Kurriyavka”, que significa “pelo lacio”.
La cápsula pesaba 83 kilos, la perra solo siete. la nave no contenía mecanismo de retorno, el destino estaba sellado. Volaría a 1600 kilómetros de la Tierra, y la misión duraría algo mas de 10 días.
Fue preparada debidamente, la intención era ver que efecto produce en los seres vivos este tipo de experiencia. Muchas de estas explicaciones se hicieron públicas a través de las declaraciones del Sr. Dimitri Matachenco, del Instituto de Biomedicina de Moscú.
Laika, era alimentada con gelatina Uno de los primeros efectos, fue el incremento del pulso, se hinchó y además pataleaba.
En el desacople con el lanzador, se sabe que subió mucho la temperatura, la perra sobrevivió alrededor de siete días. después el Sputnik giró hasta consumirse, el 14-8-de 1958.
Otros perros fueron enviados al espacio por los Rusos, con mejor o igual suerte. Los Norte Americanos, enviaron monos, con los mismos fines, solo recuerdo uno, llamado “Ham”.
En Santiago de Chile, corrió el rumor de que Laika, había caído con un paracaídas sobre territorio Chileno, sobre Santiago, y los Chilenos la buscaban por toda la ciudad.
La nave antes de desintegrarse, dió 2570 vueltas al Planeta.
Muchas de estas verdades, que habían sido en su momento secreto de Estado, fueron dadas a conocer al mundo, durante el mes de septiembre del año 2002, en sucesivos comunicados.
Estoy recordando ese día, tres de noviembre de 1957.
Después de acompañar a mi hermana en su festejo de cumpleaños, invité a mi perra a quién habia bautizado "Nube", a que hiciéramos un paseo por la orilla del río.
Después de caminar un largo rato, me senté sobre una roca en la playa. “Nube, se sentó a mi lado. Una brisa dulzona soplaba del este, yo aspiraba hondamente esos aromas intensos, miraba extasiado tanta inmensidad, la belleza del cielo cubierto de estrellas, busqué la mía, la que una noche me regalo Papá.
-Esa es la tuya me dijo, ¿la ves?, y aquella de más allá, es la mía, debés cuidarlas, no lo olvides. Seguramente que lo dijo, para que nunca dejase de mirar el cielo
Laika, estaría muy cerca de esas estrellas.
Esa noche de noviembre, la luna iluminaba la superficie del río, al mismo tiempo que se reflejaba en los ojos de mi perra.
Andre, laplume
|