Dicen los antiguos que Naicó, que en su lengua original significa charco de agua, (según Enrique Stieben?), se fue convirtiendo en un pueblo fantasma cuando partió el último tren hacia Bahía Blanca con sus últimos pobladores, y siguen diciendo los antiguos que aquel pueblo llegó a tener casi tantos habitantes como la capital de la provincia en sus años dorados. Cuando mezclaban sus amores españoles, italianos, alemanes, turcos, criollos, indios y mulatos, haciendo del lugar un centro de actividades rurales y comerciales varias y dando nacimiento a un nuevo argentino con sueños de una patria grande… después el tren silbó por última vez.
Pero lo que no saben los antiguos, es que cuando el tren silbó por primera vez, aquí ya había fantasmas dueños y señores del lugar, hijos de la arena y el monte, y que ya se llamaba Naicó, y había amores y lágrimas y tumbas, pero los mucho mas antiguos lo guardaron en secreto para sus hijos, y también guardaron todo el tesoro de su historia en las viejas grutas, donde pintaron con sus manos en la piedra la llave su mundo para algún alquimista vagabundo.-
Y así andaban por el pueblo nuevo los fantasmas viejos, acariciando los troncos de los caldenes rotos y asombrándose con las espigas al viento, los niños fantasmas saltaban al tren ni bien llegaba y recorrían el almacén de ramos generales para apreciar la cantidad de cosas nuevas y el hotel y la barraca, algunos se animaron a subir a los caballos y otros se sentaron al fogón a escuchar a algún arriero.
Y un día los niños fantasmas se quedaron esperando en la estación, pero el tren no regresó mas y la gente tampoco, quedaron solo los fantasmas de los españoles, italianos, turcos y alemanes que se hicieron tierra en el poblado y que invitaron a los fantasmas antiguos a compartir el hotel abandonado.
Entonces los niños fantasmas se adueñaron de la escuelita solitaria y los fantasmas adultos organizaron una gran fiesta en los galpones del ferrocarril, donde un viejo cartel aún reza “colabore con el primer plan quinquenal” como último recuerdo del trunco progreso y donde se festejaban cumpleaños y casamientos.
Decidieron ir en busca de los vagones semienterrados del puente negro para tener su propio tren fantasma y eligieron un lugar en el monte donde pueda ir a morir quien quiera descansar realmente en paz y así pueda aumentar la población fantasma para que el pueblo no vuelva a desaparecer nunca.-
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