Es una tarde adolescente
en Pocitos,
es una noche desvelada
en la calle Convención,
son catorce o quince años
en un ómnibus urbano,
son lecturas de La tregua
son noción de Patria,
son próximo prójimo
y ver como llueve
en Andes y Colonia,
es la urgencia
de decir nosotros,
es la muerte de Ramón Budiño
y las opciones de Juan Ángel,
es ese hombre que
en un vetusto edificio
de Madrid
saluda con modestia,
y pide que le dejen usar
una máquina de escribir,
es poemas
es canciones,
es relatos,
es novelas,
es hacer el amor
por primera vez
en Portezuelo,
es lecturas
de ayer y de hoy,
es corazón-coraza
y palabra esperanzada
suspendida en la medianoche
de Jesús Quinteros,
es el grito de Jordán,
es exilios y desexilios,
es un rostro familiar
en una calle cualquiera
de Montevideo,
más allá de su vida,
más allá de su muerte,
es Benedetti,
es Mario,
Mario Benedetti,
ni más ni menos.
©Eytán Lasca-Szalit, mayo de 2009
|