Es obvio que la pregunta sobre si es lícito cuestionarse qué es mujer cae en elementos de la subordinación, filosofía y la censura, factores que se ahondarán a continuación.
El simple desarrollo de una persona necesita de la realidad femenina, aunque se comenta que esta se encuentra en peligro, pues se equivocan rotundamente, y para definir tal cuestión no se recurre a lo esencial, sino a la filosofía ilustrada – moderna que estipula la palabra mujer como un ser humano, sin embargo Simone de Beauvoir, sin rechazar lo anterior va más allá; “la humanidad sigue divirtiéndose en dos categorías (mujer/hombre) cuyos destinos son radicalmente diferentes.” (De: Bernat Castany Prado)
A esto se agrega la existencia de la dialéctica humana definida como UNO, este no se determina solo, se deber enfrentar potencialmente a un OTRO, del cual su encuentro es inevitable. Al desaparecer uno de los bandos se condiciona la subsistencia del otro, por lo tanto necesariamente debe haber una equidad de las dos fuerzas para poder avanzar que es esa la gran idea. “Por ejemplo, aunque el amo y el esclavo están unidos (…) no por eso el esclavo es libre.” (De: Bernat Castany Prado)
Según Engels (El origen de la familia), la mujer esboza la gran derrota con la aparición del sedentarismo, producto de la agricultura, puesto que en los primeros años de la evolución humana el trabajo en la casa va siendo fuente de mantenimiento. Largos siglos deberán pasar hasta que la Industria admita al sexo femenino como fuerza de trabajo, principalmente, y en la obligación de falta de mano de obra, para las dos grandes guerras.
Hoy en día, la sumisión de la mujer es tal que la televisión se ha aprovechado de hembras sedentarias y enfermas de tal situación, porque son ellas las que alimentan y consumen los canales televisivos con programas de “entretención”. También surge un foco de contrariedad en las mujeres puesto que quieren trabajar “ganarse su propia platita” pero a la vez no quieren salir del confort del sometimiento hogareño.
Si la mujer rechazase su complicidad de su sumisión obviamente tendríamos la revolución social de la cual su final es tan solo especulable mientras no lleguemos a tal acontecimiento.
Las mujeres que no quieren seguir con los beneficios y ventajas que otorga su prostitución (dejando como visión el trabajo y la recompensa de la dueña de casa)y subordinación promueven la emancipación con el posterior desarrollo en sociedad, sufren en extenso el rigor de la represión social, pese a todo siguen ahí intactas, trabajando sin espera, silenciosas en busca de lo que desean realmente; el derecho de vivir en igualdad.
Está demás decir, que si la mujer no se mueve el varón tampoco otorgará libertades para su emancipación, así mismo nacerá una nueva generación en la cual otorgará nuevos destinos a dos géneros que de otra forma someten al OTRO.