Yo quiero que me toque una cumbita, y quiero que la baile Maribel, quiero ver su graciosa figuritaa-a moviendo los pie, los pie, los pies.
Pero la puta madre, será de dios. Si hay algo que detesto con el alma es a los negros que escuchan cumbia en el bondi con el celular. Y encima esta hija de puta canta. Que me chupa un huevo si me escucha, querida. Yo la tengo que bancar desafinando como un pequinés drogado, que ella se banque mis putiadas. No soy fascista. ¿Antisocial? Ella es antisocial. Ella es la que no me respeta, la re concha de su mamá bien puta. ¿Qué mira, señora? Mirá, ese tipo también está putiando. Pero, sabés qué, me parece que putiar no es lo que hay que hacer. ¿Sabés qué haría yo, pendeja? Mirá.
Eh, guacha, metele un Néstor en Bloque ahí, eh. Eeesa. Vamo, loco, vamo todo, qué son esas caras de velorio, ¿se murió alguien? Vamo a cantar, loco que la vida e corta. Dale, guacha jugate. Bien ahí, gato, te re copaste. Una calle me separa, del amor que está en mi sueño, ¡eeeeh!
Listo, terminó. Increíble. Viste que con tacto podés cambiar el mundo, eh. Vos fijate. Ahora que lleguemos a casa te voy a convidar con unos kani-kama que hago yo al microondas con un sobrecito de mayonesa y limón Minerva. Vas a ver, piba. Qué bicho loco el kani-kama. Si no lo comés el mismo día que lo descongelás, te morís. Así como te digo. Te mata. Claro, muere él y morís vos. Es kamikaze.
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