Siete de Abril, semana Santa, Miguel abrió los ojos y volteó a su ventana, recién acababa de amanecer, eran poco menos de las 7 de la mañana, ya se escuchaba movimiento en la calle, no había dormido mucho; la noche antes llegó tarde del trabajo, sentía, no haber descansado bien, pero tampoco quería seguir acostado, se sentó en la cama se supo sus chancletas, y comenzó a rezar dándole gracias a Dios por el nuevo día, su mamá lo fue a llamar, observó que la luz de su alcoba encendida, se dio cuenta que estaba despierto y orando como lo hace todas las mañanas, devoción de la familia ser creyentes de Dios.
Miguel salió con ganas de ir al baño, pero se dirigió al patio, al árbol pata de gallina, grande y frondoso con hojas pequeñas pero en abundancia, mide aproximadamente unos 12 metros, en ese momento sopló una fuerte brisa fría, que para esta época no es frecuente en Magangué, el joven se puso a orinar, demoró tres minutos, al terminar notó que le estaba cayendo agua, al principio pensó que era un sereno, luego que el roció de la mañana y por último que algún amigo le estaba tomando el pelo. Cuando descubrió que el agua que lo mojaba gota a gota caía de las hojas del árbol, salió corriendo despavorido y gritó fuertemente ¡el árbol está llorando!, gritó que se escucho en la vecindad del barrio Prado y pronto se regó la noticia en la ciudad, del árbol que llora. La madre de Miguel no lo podía creer, al ver las gotas que brotaban de las hojas, su casa esa mañana se convirtió en una romería, que se le olvidó de preparar el desayuno, no podía controlar a la gente que hasta la puerta se la tumbaron y las cercas del patio se las destruyeron, su humilde casa desde ese momento se convirtió en el lugar más visitado, la gente exclamaba, ¡esto es un milagro!.
La noticia se propagó por la ciudad y la región, el patio de la familia Díaz es más visitado en fines de semana y más en Semana Santa que las iglesias, debido a que la mayoría de la población que se dirige al árbol de Pata de Gallina, según sus propietarios y la gente que lo ha visto, llora.
El agua que cae de las hojas del árbol es pegajosa con un sabor entre amargo y salado. Desde el pasado martes, cuando sus propietarios advirtieron el fenómeno más de 20.000 personas han ido a ver el supuesto milagro.
En las tardes las filas son interminables., cada visitante llevan recipientes para recoger gotas a gotas las lagrimas que brotan del árbol El hecho es verídico porque el que llega a apreciar el fenómeno y se ubica debajo del árbol, termina dando fe que desde sus ramas caen pequeñas gotas de agua. Muchos visitantes se colocan debajo, levantan sus manos para recibir complacida el rocío, que terminan diciendo que esas lágrimas su sabor es agradable, salado y aceitoso.
Hasta se tiene certeza que el agua es bendita, sagrada y curativas, sirven para muchas enfermedades. Llevan con artritis buscando una cura, una mujer embarazada se desmayó por la emoción y una señora lloraba con una niña que sufría de asma y le dio de tomar unas góticas y esta se le fue calmando que no ha sufrido más de esta enfermedad, decía en voz alta: “¡milagro!, ¡milagro!”. Otra que se le hizo un trasplante de riñón recogió en seis días cuatro litros, de siete de la mañana a cinco de la tarde, y manifiesta que se ha mejorado, orina permanente que antes lo hacía una vez al día.
Esta agua es prodigiosa, exclaman porque curas problemas de presión, cualquier dolor, regula el colesterol, triglicérido y glicemia, como también trae buena suerte y energía para trabajar, se ha propagado tanto la devoción y creencia del agua de árbol, que los médicos se han visto afectados debido a que sus consultas han disminuidos y, algunos les han manifestado que ya están bien de salud porque están consumiendo el agua del árbol que llora del Barrio Prado, igualmente en las droguerías sus ventas han mermado y las visitas a consultas en la E.P.S.
A la dueña de la casa le ha traído buena suerte porque a su hijo Miguel lo ascendieron en el trabajo y a ella, hijos, esposo y familia no le han faltado trabajo diario vendiendo fritos, comidas y jugos a los visitantes.
Todo el que consume el sagrado liquido algo tiene que contar de lo bien que se sienten.
2009 (Acorta)
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