Volando a la par de mis sueños, volando con la indiferente satisfacción que solo ese animalito negro, de seis paticas, con ojos grandes rojos y vivaces, con dos alitas transparentes como los lentes de mi bisabuela que para evitarme mas descripciones llamare mosca, imagina un mundo lleno de multicolores granos de azúcar. Ese diminuto ser para algunos repugnante y fastidioso, para otros (la verdad muy pocos) maravilloso, indiferente y lleno de radiante alegría va a posarse en una pared hasta que un manotón iracundo interrumpe su filosofar, entonces sale volando y silbando una canción moscarlaleja de algún moscartista famoso y va a parar a otra pared de blanco color pensando en lo maravilloso de existir, hasta que de pronto ese infernal objeto por lo general rojo, conformado por delgadas franjas de plástico en sentido horizontal y vertical que al cruzarse forman un reticulado de diminutos cuadritos ,cuyo nombre nos da una vaga idea de su uso, el tan temido matamoscas ,que de un solo golpe acaba junto con las ilusiones, filosofías, alegrías y demás cosas con la vida de ese pobre animalito que ningún daño le ha hecho a la raza humana y así todo termina como una simple mancha en la pared, mancha que algún día será disimulada (disimularan la mancha mas no el crimen ,crimen que al fin de cuentas quedará impune)con una capa de pintura fresca.