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“Mi cuerpo era carne,
y la carne no es muy diferente de la mierda,
del barro, del polvo”
Erica Jong

Hace algún tiempo yo conocí a aquél que me hizo amar por última vez, él era tan hermoso, tan profundo y misterioso, él era un vampiro.
Una amiga me había invitado aquella noche a un bar cercano a su casa llamado “Bola 8”, en el lugar en cuestión solía presentarse cada noche un grupo llamado Illuminati, el cual estaba conformado por tres mujeres, Bel’ Air, Nimrod y Vice... maldita Vice.
El lugar era extraño lúgubre, el ambiente hacia exaltar a mis sentidos de una manera que jamás me había imaginado. Había luces blancas que se derramaban en el escenario y la vocalista, Vice, la guitarrista tenía una oscura presencia que inspiraba a la vez temor y atracción desmedida hacia su persona. Nos sentamos en la tercera mesa de la primera fila, justo frente al escenario, ellas cantaban una triste y hermosa canción llamada “Vidas pasadas”, de la cual recuerdo una estrofa, que me hace recordar vívidamente todo lo que pasó.
Yo sé lo que fui para ti...
un sueño, un día más
Yo sé lo que fui para ti...
el último deseo de tu humanidad.
En la mesa que estaba junto a nosotras había un hermoso joven de aspecto selénico, sus ojos eran de un negro intenso y pardo, hechizantes, sus ojos eran lo más bello de su ser, amé sus ojos desde el primer momento que los vi.
Llegada la medianoche mi amiga se retiró, “Ya es tarde –me dijo –mañana tengo que levantarme temprano, vayámonos de aquí, ya has bebido demasiado y no quisiera sentirme culpable de que algo llegara a sucederte”. Le dije que no había problema que no se preocupara por mi, que yo soy capaz de cuidar me sola, en cuanto ella se fue me senté al lado del aquél cuyos ojos me habían hipnotizado, él me sonrió y, aprovechando mi estado de fermentación etílica, me besó. Ese beso fue el más extraño que he tenido en mi vida, recuerdo que tomó mi rostro con ambas manos y entreabrió sus labios al sentir el contacto con los míos, yo tenía mis ojos abiertos y el cerrados, mi cuerpo temblaba y nuestras salivas entremezclaban el sabor de las bebidas alcohólicas que habíamos consumido, su boca sabía a coñac y la mía a cerveza oscura.
Después de besarme abrió lentamente los ojos, mirándome con una hermosa melancolía, yo me sentía demasiado mareada gracias al enorme consumo alcohólico que había tenido, no pasó mucho para que el piso quedara tapizado con el recuerdo de alimentos consumidos y mis propios fluidos. Agradecí al menos el no haber vomitado mientras me besaba.
El sonrió en inclinó su cabeza buscando mi mirada, tomó mi rostro y dijo: “¿Tan mal beso?”, le contesté que no con un movimiento de mi cabeza.
– Has tomado demasiado esta noche, no serás capaz de llegar con bien a tu casa, déjame cuidarte, te prometo no abusar de tu confianza.
– No me importa, haz de mí lo que quieras –aún hasta la fecha me pregunto la razón de que esa palabras hayan salido de mi boca. Sólo es que me sentía desmedidamente atraída hacia él, había algo que lo hacía demasiado seductor, quizá sus ojos, no lo sé, pero irradiaba una presencia descomunal. Yo lo amaba y lo deseaba, y esa noche me hizo suya sobre un lecho de ensueño. Amanecí entre sus brazos, me desperté antes que el (alrededor de la una o las dos de la tarde). Me dirigí a la sala, la cual ni siquiera recordaba después de la turbulenta noche anterior, en mi cabeza pululaban los resquicios de esta, sin embargo, no experimentaba sensación alguna de resaca, a pesar de que me había bebido tanta cerveza que, quizá, habría sido capaz de llenar un barril con ella.
Me acosté sobre un sillón y comencé a mirar a mi alrededor, la casa era de un tamaño mediano, los sillones eran rojos y algo viejos, la mesa de madera tenía un precioso estilo rústico, estaba ligeramente maltratada, no tenía televisión o radio, pero había un gran librero abarrotado de libros y unas pocas revistas.
– ¿Qué hora es? –él interrumpió mi meditación.
– No lo sé mi dulce ángel de la noche –.Sonrió y tomó con dulzura mi rostro entre sus manos, me besó en la frente y después en la boca –te amo –susurré.
Él tomó mis manos y las llevó detrás de su cuello, me abrazó la cintura y comenzó a besar mis manos y mi cuello hasta llegar a una de mis orejas.
– Espero que no me mientas, porque te he buscado por mucho tiempo. Debes saber que comencé a amarte incluso antes de que este mundo te viera nacer –. Entonces volvimos a hacer el amor.
Juntos vivimos hermosos meses. Antes de conocerlo yo vivía totalmente sola, había escapado de mi casa desde muy joven. Una noche lo decidí, y me llevé todo mi dinero y un poco de ropa. No tardé mucho en encontrar trabajo como empleada de un supermercado, el dinero que ganaba lo usaba para pagar la renta, la luz y el teléfono, en realidad, casi nunca me quedaba dinero para darme algún gusto personal. Pero desde que comencé a vivir con él, no tenía que preocuparme por casi nada, yo sólo aportaba una pequeña cantidad de dinero para la comida, pero él se hacía cargo de casi todo.
Cierta noche me reveló una verdad:
– Sé que me amas, y que a pesar de haber estado tanto tiempo juntos, tú aún te hace un sinfín de preguntas, porque, mi amor, sé que aún dudas de mi por la “extraña forma” en que nos conocimos, pero ha llegado el momento de revelarte la verdad, de decirte algo sobre mí que debes saber para entenderlo todo.
– No importa lo que sea amor, a estas alturas no me importaría que me dijeras que eres un asesino en serie, o cualquier otra cosa, yo te amo y sé desde lo más profundo de mi interior que tú eres el único capaz de hacerme feliz.
– Soy un vampiro –lo miré con una mezcla de sorpresa a incredulidad –.
– Amor mío, no juegues conmigo. Tú y yo hemos caminado juntos por el parque al mediodía, he cocinado para ti cientos de alimentos con ajo entre sus ingredientes y jamás has presentado malestar alguno, has mirado e incluso tenido entre tus manos crucifijos y nada ha sucedido, los espejos reflejan tu imagen igual que la de los demás, no he visto entre tus manos o boca gota alguna de sangre, a pesar de que la mayor parte del tiempo estamos juntos, y mi amor, no hay féretro alguno en nuestro hogar, o ninguna otra clase de evidencia he me haga creer lo que me dices.
Fue entonces cuando me dijo: “Amor mío, cuántas historias falsas te han contado y cuán equivocada estás, yo te diré la verdad… “. Él me dijo, que a partir de las enfermas ideas de Brahm Stocker, las personas han tenido extrañas y erróneas ideas acerca de ellos, los de su clase, pero por un lado, aquella negruzca difamación los había beneficiado, porque esos inventos tan ceremoniosos no habían dejado entrever nada de la verdad. “No te lo niego, la sangre nos gusta, es un deleite, pero no prescindimos de ella para nuestra supervivencia.” Él me dijo que quizá dos ó tres veces había llegado a beber la sangre de alguien más, pero que había sido sólo un pequeño antojo, no le era tan importante como yo creía. Me reveló que su inmortalidad estaba en su alma y no en su cuerpo, el cual, al igual que el de los mortales, se pudría como efímera carne. Que beber de mi sangre y que yo lo hiciera de la suya no me convertiría en una vampiresa como lo dicta la tradición popular, sino que si se hacía con la suntuosa ceremoniosidad que se merecía, el me convertirá en su doncella, su esposa ante los ojos de los de su clase, de los otros seres de alma inmortal. También me confesó que él y yo habíamos estado juntos en algunas vidas pasadas, y que, a pesar de que yo no lo recordaba, él nunca lo había olvidado, y que en cada vida me buscaba de nuevo, con la esperanza de convertir mi alma mortal en una inmortal como la suya. Que al darme a beber de su sangre en cada vida mediante esta ceremonia prolongaba la estadía de mi alma sobre esta tierra, hasta que encontrara la forma de hacerme una de ellos.
Esa noche, él tarjo a mi mente los recuerdos de mis vidas pasadas, de cómo nos enamoramos la primera vez, y de cómo me juró la eternidad a su lado.
Esa noche él me dio a beber de su sangre y él bebió de la mía. Nos entregamos el uno al otro como nunca antes lo habíamos hecho, me embriague con sus besos y sus caricias que palpitaban sobre mi piel. Bebí la sangre de su cuello, hombros y espalda, y el bebió la mía de mi boca y de mi cuello, después nos curamos mutuamente las heridas. Acto seguido hicimos el amor durante toda la noche, ahogándonos en pasiones metamórficas.
Al día siguiente visitamos de nuevo el “Bola 8”, por ser ahí el lugar donde nos encontramos en esta vida. Nos sentamos de nuevo en aquella mesa donde nos besamos aquella vez. Sentí una mirada sobre mí, miré a mi alrededor y la sensación desapareció, después sentí como si los acordes de la guitarra de Vice penetraran en mi cuerpo y lo desangraran, sentía que todo mi cuerpo estaba a punto de colapsar, entonces volví a sentir esa amartillante mirada, era Vice…
– ¿Qué te pasa? – el me miró con sus dulces ojos negros como intentando excavar dentro de mi alma, agité mi cabeza en señal de negación y el tomó mi rostro entre sus manos como aquella vez.
–Espero que esta vez no vomites –, me besó. En ese momento sonaron los últimos acordes de esa noche, pensé que no pasaría mucho para que los encargados no hicieran salir (pero estaba dispuesta a disfrutar de aquél beso). Pero discorde a lo que había pensado Vice se acercó a nosotros y nos invitó un trago con el lugar vacío, mientras lo tomábamos Vice miraba a mi oscuro guardián con una cierta antipatía.
– Así que aún sigues con esta humana, ¿no te has cansado ya de seguir intentando convertirla en uno de nosotros?
–No me daré por vencido nunca…
Justo en ese instante, Vice se abalanzó sobre él, cortando las venas de su cuello con una navaja, mientras sostenía su cabeza contra su propio pecho, cato seguido lo tomó de los cabellos y lo lanzó encima de la barra con una fuerza extraordinaria, sobre todo para una mujer tan delgada como ella.
–Entiende bien que nosotros y los humanos no somos la misma cosa, ella nunca podrá ser como nosotros, ella es sólo una más de ellos, ella forma parte de los seres más repulsivos de la creación, y me da asco y vergüenza el sólo pensar que uno de nosotros se ha enamorado de alguien así, prefiero matarte yo misma a dejarte seguir con algo tan obsceno, impuro y degradante.
Yo estaba paralizada ante aquél acto, mi cuerpo entero temblaba de ira y de impotencia, sentí que mis piernas se tambaleaban con violencia, y mi cuerpo entero era presa del vértigo, el sudor frío y un paralizante odio en contra de Vice, tomé una botella de licor con la intención de estrellarla sobre su cabeza, pero no tuve fuerzas, tan pronto estiré mi brazo caí al suelo desmallada, lo último que oí fue la risa sardónica de esa maldita.
Al día siguiente desperté en la cama que durante esos meses había sido silenciosa testigo de nuestras fantasías y debralles, de nuestro amor y de los placeres carnales que nos brindábamos mutuamente. Pensé “Ojala que aquello halla sido tan sólo una pesadilla, por favor quien sea, oiga mis súplicas…”, me levanté de la cama aún algo aturdida y lo busqué por toda la casa, no estaba. Me dejé caer al piso y, sin poderme contener ni un poco más, las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, como dos ríos incontenibles de amargura.
Salí a la calle con el deseo de buscar a Vice y vengarme por sus acciones, tan pronto doble la esquina de mi hogar la vi, ahí estaba y la escena me paralizó, estaba con él, con mi amado, él la seguí como un perro fiel, dispuesto a obedecer ciegamente la órdenes de su amo.
Sentí que un hilo cosía mis intestinos e intentaba sacarlos por mi boca, mientras mi cuerpo entero temblaba.
Respiré un momento y noté, algo en él ya no era igual, sus ojos se veían vacíos y sin vida, carentes de emoción alguna. Eché a correr hacia la casa y como por instinto comencé a lanzar por todas partes los libros en el librero, encontré una nota: “Pase, lo que pase, no olvides nunca que te amo”, mi corazón se encogió, y apreté la nota sobre mi pecho.
No, no vale la pena intentar vengarme de ella, quizá haya hecho algo imperdonable, y, en realidad no se que le habrá hecho a él, pero nada ganará rebajándome a su nivel. No importa cuánto sufrimiento me cause el no estar a su lado, al final de cuantas, él y yo volveremos a estar juntos…

en otras vidas
…en mejores tiempos
… porque el amor que nos juramos es
para toda la eternidad

Texto agregado el 17-05-2009, y leído por 74 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
18-05-2009 eterno....mmmm, SATÁN visceral
17-05-2009 Uauuu , vampiros , aunque los míos sí son tradicionales , beben sangre, no se reflejan en los espejos , sólo frecuentan la noche ... me encantó el amor eterno de los dos , muy lindo =D mis cariños dulce-quimera
17-05-2009 Un texto sensacional, mi tema favorito, los vampiros, me atrapaste de principio a fin, gracias******** JAGOMEZ
 
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