CAPITULO I
Aún recuerdo cuando conocí a Coromoto – pensó Canuto-, fue un día que andaba de paseo con mis padres en el Zoológico Trululú , cerca de la jaula de los loros dragones, se encontraba una niña un año mayor que yo, de rizos color rubio y estatura pequeña, su tono de voz tan dulce y amable al preguntarme mi nombre me cautivaron. Recuerdo que inmediatamente luego de saludarme me preguntó: ¿Eres feliz?
Tenía seis años en aquel entonces. Apenas comenzaba a diferenciar lo bueno de lo malo, que las lágrimas casi siempre son por tristeza y las risas por alegría.
Era un niño feliz pero sabía que no todo el mundo lo era,por lo que le consulté: ¿ésta pregunta se la has hecho alguna vez a un adulto?
Canuto, me respondió, el mundo de los mayores es más complicado que el de los niños. Es probable que si les hago la misma pregunta, no la entiendan, les parezca tonta o simplemente se den la media vuelta.
No es culpa de ellos, el ritmo en el viven se mueve como batidora, se ocupan de muchísimas cosas al mismo tiempo, trabajan sin parar, al punto que a veces los esperamos dormidos. Cada día nacen nuevas tecnologías y comodidades, lo cual a veces es bueno y a veces no tanto.
Así es… y dime Coromoto ¿qué te trae por aquí? yo debo regresar con mis padres, no quiero que se preocupen ni mucho menos que se molesten.
Está bien, cada tarea tiene su momento, vuelve con ellos, en unos años volveremos a vernos, Hasta pronto…
Dicho esto, Coromoto abordó una pequeña navesita que había ocultado entre unos matorrales y voló alto, perdiéndose en el horizonte. Me quedé pensativo en cómo iba a hacer para conseguirme si tan sólo le di mi nombre, no sabía ni mi apellido, teléfono ni mucho menos mi dirección.
Wow, que sencillo fuese todo si con un control remoto presionásemos pausa a la vida de los adultos y ¡Listo!, pensé. Ojalá estuviese en nuestras manos hacer eso. La tecnología aún no está tan avanzada pero quién quita que en un futuro no muy lejano esto pueda ser posible. Por ahora tengo una oportunidad que no podré negar si al mundo quiero alegrar.