| MINÚSCULO, ESTÚPIDO Y CURSI RAZONAMIENTO QUE TIENE COMO BLANCO DE PÚBLICO A LAS VAPOROSAS NÁYADES FLOTANTES EN LAS AGUAS DEL RITMO, Y QUE PIENSAN CON TODAS LAS PARTES DE SU CUERPO, MENOS CON LA BIPOLAR Y HUECA TAMBORA QUE LLEVAN SOBRE SUS HOMBROS DESDE EL DÍA EN QUE NACIERON, Y QUE NO USARÁN NUNCA PARA BATIR Y COMBATIR IDEAS.
 
 
 Cuando fui joven y muchacho
 -es decir ahora,
 porque siempre lo he sido y lo seré-
 nunca me gustó ir solo a una fiesta
 para no sentir el gusto amargo
 de chuparme de rabia aquel derecho dedo
 de este izquierdo pie
 en el furioso instante en que una hembra
 muy emperifollada y maquillada
 mejor que aquesta momia egipcia,
 que no conoce a Sócrates,
 que no ha caminado en muchas frías madrugadas
 haciendo el peligroso equilibrio del trapecio
 sobre los mil cuchillos del libro de Platón,
 que no se ha mecido en el Péndulo de Foucault,
 que no ha habitado nunca el Nombre de la Rosa,
 que ha jugado beisbol con Maradona y Borges,
 que marcha de espaldas a Descartes
 y de perfil a Kant,
 y al anciano Cousteau nunca ha podido ver
 en su ceñir la tierra con el viejo Calipso,
 y lo repito y vuelvo a repetirlo,
 que esa bella mujer muy fina,
 fina como una hoja que no existe,
 que no se ha quemado jamás en los mecheros
 de la ciencia de Bunsen
 ni ha sido presa de la Ley de Gay-Lussac,
 que esa mujer me mire por encima del hombro
 y me tire a la cara su burlesca saliva
 de irónica sonrisa
 para darme su mala noticia de que NO,
 que rechaza sajante mi atenta invitación
 a bailar un merengue.
 |