Sin pedir permiso los reflejos de tu voz atraviesan el espacio que media entre los dos. Mira que hay un río muy ancho que nos separa sin remedio. Uno que es verdugo que nos ahoga en sus aguas por cada día que pasa. Aquí es tiempo y hay sed de caricias y de encuentros. responde a ello un silencio al que traspasa tu voz.
Texto agregado el 17-05-2009, y leído por 250 visitantes. (3 votos)