Sr. Juez, Sres. del jurado...
Hemos escuchado el descarnado relato de mi cliente. Hemos podido transportarnos, mediante sus palabras, al escenario del crimen. Un crimen, sí, que mi defendido no niega haber cometido.
Ahora bien...A ninguno de uds. ha escapado, la respuesta emocional, que la descripción de los hechos de la fatídica noche de aquel viernes 18 de julio, ha provocado en él. Hemos sido testigos, de cómo, con sólo recordar, ha sido arrastrado al estado de ira, que en la noche del hecho, desembocó en el asesinato de su esposa.
Los testimonios aportados por la defensa, han permitido establecer, que la conducta de la víctima, no fue un episodio aislado, sino algo recurrente que fue mermando el equilibrio psíquico de mi cliente. En este terreno, los peritos nos han ilustrado acerca de los alcances de la "emoción violenta" en episodios criminales, como el que en esta ocasión se presenta.
Y sobre todas las cosas, ha quedado demostrado que el acusado no actuó con premeditación.
Por todo esto, Sres. del jurado, apelo a la honestidad y ecuanimidad de sus conciencias, para que el resultado de vuestra deliberación, sea un veredicto justo. Hubo una razón, un detonante, y esto, Sres. del jurado, ha quedado plenamente establecido por los peritos de la causa. Mi defendido no ha mentido al decir que "la sopa estaba fría". Muchas gracias.
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