Hay un instante vasto y misterioso cuando el alma se escapa desde el soma y entonces nuestro espíritu se asoma hacia un mundo infinito y tenebroso. Angel del Mal que rondas victorioso por las ruinas sagradas de Sodoma dános la bendición papal de Roma de manos de un baboon libidinoso. Y en el instante vacuo en el sagrario cuando el ptoma se arropa en el sudario abónanos, Satán, nuestros pecados. No somos más que estólidos reflejos del patético dios de los Pendejos descolándose en todos los costados.
Texto agregado el 15-05-2009, y leído por 220 visitantes. (1 voto)