Seguramente si muriera hoy, ya sea por causa de la influenza o porque pasara un camión y me dejara como tortilla. Seguramente, que ya no habría reproches de nada. No tiene caso seguir limpiando lágrimas por alguien a quien no le importas en lo más mínimo. No podría seguir hiriéndome y estar buscando una caricia, como el perro de la esquina. Tendría que estar tranquilo conmigo y mi poder superior.
Si tuviera la oportunidad de hablar con él. De darle las gracias por todo lo malo y bueno que se cruzó en mi camino. Se las daría. Ya no tendría tiempo de arrepentirme de todo aquello que no quise aprender, muy a pesar de mi terquedad.
Si me diera la oportunidad de volver a la Tierra. De reencarnar. No le pediría que me diese de nuevo un cuerpo, para encontrar a mi alma gemela o para poder amar. No le pediría ser un animal. No me gustaría ser un perro, un ave, un águila, un oso, un lobo, un jaguar ni mucho menos un león.
Sin duda le pediría que me bajará, de menos un día como un televisor. No me importaría ser plana, o con sónido esterofónico, o con calidad hi5. Eso en realidad no me interesaria. Sería feliz, incluso, si me manda como una vieja televisión de bulbos.
No me interesaría que me pusieran en una cocina, en una recámara o en medio de la sala. Lo único que me gustaría, sería el tiempo que pasaría con mi padre. El verle a los ojos, como aquellas ocasdiones en que veía las películas de Pedro Infante. El estar un tiempo a su lado y compartir sus emociones, su felicidad y sus lágrimas.
El ver sonreír a mis hermanos. Como cuando solían ver las caricaturas y los barra cómica del Canal de las Estrellas. El pasar un rato con mi madre y consolarla cuando un par de lágrimas salgan de su rostro, al identificarse con la Telenovela de moda.
El estar a su lado y ser parte de ese suspiro que arroja, cuando en una serie el galan de moda llega a los brazos de su amada.
El estar compartiendo su tiempo en aquellas noches de insomnio. El pasar más tiempo con mis hijos, cuando brincan, gritan y se divierten, al estar con los juegos de vídeo.
Si tuviera, tan sólo la oportunidad, no de comenzar de nuevo. Si no de ser un televisor, seguramente, disfrutaría más a mi familia, a mis seres queridos y hasta yo estaría orgulloso de mí.
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