Sácame el monstruo del estómago.

Cada vez se hace más grande
y me quiere consumir.
Su boca es gigante
y sus dientes atroces.
¿Porqué le dejé entrar?

Que listo el monstruo,
me enseñó una verdaderamente
preciosa patita por debajo de la puerta.
Yo abrí y...¡vaya, que sopresa!

Ahora no quiere salir.
Pero...¿para que entra si no desea nada?
Ni cenar, Ni hablar, Ni cantar,
Ni escuchar, Ni abrazar...
Solo está...sin estar.

Y por mucho que le doy conversación
o le abrazo mentalmente
no dice nada...muy en sus asuntos.

¿Seré yo misma o será el monstruo?
¿Será que yo misma creé ese monstruo?

Me mata la incertidumbre....
¿Como matar a la incertidumbre
sin recurrir al pasotismo?