Hace ya algún tiempo Viviana sabe que su vida se termina. La última consulta al oncólogo no dejo dudas. Seis meses a lo sumo para que el dolor de cabeza que la despertó una mañana en su gélido departamento de solterona se la lleve hacia algún remoto lugar al que no se atreve a percibir como la nada definitiva.

Mientras tanto lo que más le molesta no es la cercana presencia de la muerte sino la vacuidad que contagió a todo lo que hasta ese día le parecía importante o interesante. Sus amigas del club no pueden entender lo que le pasa. Además Viviana sabe en lo profundo de su alma que solo contarlo bastaría para alejarlas definitivamente.

La separación entre muertos y vivos se vive bastante antes de la tumba efectiva como cualquier enfermo terminal puede atestiguarlo.

La desesperación no es parte del arsenal de Viviana para enfrentarse al mundo. Dueña de una inmensa calma lo que le pasa a Viviana es algo que la mayoría de la gente enfrenta ayudados por familia, amigos y, lo más importante, hijos.

De repente se da cuenta de que no deja nada atrás y ahora a los cincuenta años necesita enfocarse en algún objetivo de corto plazo que alcanzado, reemplace lo que toda una vida vivida a espaldas de la mortalidad no logró.

No es fácil y tampoco tiene tiempo pero tiene que hacer algo trascendente que de sentido a su paso por la tierra.

Por lo pronto Viviana decide informarse acerca de cuanto tiempo real le queda. Aunque soporte los dolores con morfina y otros opiáceos, no puede contar con más de 4 meses efectivos antes de que el tumor que crece implacable la derribe en una masa temblorosa de reflejos descoordinados. O sea que la etapa de planificación no puede extenderse mucho

Luego de una semana de trabajo y concentración absoluta cree tener la forma perfecta de lograrlo. Cási feliz por la hazaña conseguida en contra de todas las probabilidades repasa una y otra vez las etapas, los medios con los que cuenta entre relaciones y amigos y, sobre todo, observa pensativa los fajos de dinero obtenidos al malvender una pequeña propiedad heredada de su madre en tiempo record.

Con 2 meses y la mitad de esa plata puede lograr un impacto real en la vida de los demás y ser recordada por mucho, mucho tiempo. O sea que tiene margen para el error aunque no piensa equivocarse

Esa noche festeja con varias amigas a las que no les cuenta nada y que la observan más feliz de lo que nunca la vieron. Al punto de que algunas se atreven a preguntarle si conoció a un candidato que la arrebate de su gris soltería. Viviana sonríe en silencio disfrutando de la intriga.

Al finalizar la fiesta ebria de alcohol y cierta felicidad cierra la puerta de su departamento mientras sus amigas bajan los 10 pisos hasta la planta baja.

Al volverse mira al sillón y descubre una cartera olvidada y la recoge riéndose de la despistada de su amiga Amalia que siempre deja todo en todas partes. Si se apura y toma el segundo ascensor, piensa, las alcanzará antes de que les abra el portero la puerta del recibidor.

Está oscuro pero Viviana vive en el edificio desde hace más de 30 años. Abre decidida la puerta, entra...

Y cae los 12 niveles hacia el foso del ascensor en el segundo subsuelo aplastándose con un ruido sordo contra el resorte de freno...

Cuando la encuentran a la mañana siguiente todavía aferra la cartera de Amalia con una expresión de profundo estupor.