Que crudo y vastazas tempestades
Que cubren hoy mi almohada
He rezado sobre tu sombra inerte
De tantas veces sin sentido
El silencio hiere mi latido
Amarga mis ilusiones terrenales
Ecos de gloria claman un espacio
En una tragedia que sucumbe
Al oír de los ladrones temporales
Aquellos tiempos dorados
Gélidos recuerdos trascendentales
Quitaron del verdugo una sensación
Atraído por el deseo
Una aflicción más al corazón
Un gancho que hunde la tentación…