El hombre ser insensible
Canción de amor

Hermosamente dotados de sensibilidad, nos concibió desde un inicio, la madre naturaleza. Incontables son los diferentes sentimientos que nos dio la capacidad de experimentar; que lindo y que complejo el ser humano. Que interesante y bello ser.
Vive en sociedades, en sistemas de seres humanos, las sociedades establecen las reglas y conductas para que estos seres se relacionen. Son el ámbito que ellos tienen para utilizar su principal facultad, aquella que los distingue de otras especies: la sensibilidad.
Pero esto último no me convence tanto, ¿no será que está ocurriendo todo lo contrario? ¿Que la sociedad en realidad nos lleva a la práctica de la in-sensibilidad? No lo sé. Pero siento, siento muchas veces que en vez de vivir en una sociedad vivimos en una jungla, en la que rige la ley del más fuerte.
Desde pequeños, al ir creciendo, pasamos de niños a adolescentes, luego a jóvenes, a adultos, a viejos, en fin... La jungla, o sociedad, como más les guste, nos va dando las herramientas para poder crecer y desarrollarnos. Nuestro ser, en todos sus aspectos, se va adaptando a ese medio en que le toca vivir; aprendemos a cambiarnos de vereda para esquivar al borracho del barrio y luego a seguir de largo e ignorarlo, aprendemos a contar el vuelto para que no nos caguen en la panadería y a tomar mate caliente sin que nos queme la lengua. De a poco, nos vamos curtiendo; como la piel en las manos del trabajador: las espinas en un momento dejan de pinchar en las manos del algodonero...
El mismo efecto tiene la jungla en nuestra sensibilidad. Parece que para estar bien y no sentir ningún dolor hay que ser una máquina... Sagaces y atropelladas, una vez curtidas, avanzan por la vida las personas...
- ¿Algo se me cruza?
- Lo paso por arriba.
- ¡Apurate!, ¡que no tengo todo el día!...
Orgullosas, a la vez, se creen más felices cuanto más dinero poseen en la cuenta. Pocas veces están tristes, y muchas enojadas. Y ese enojo se lo pasan de uno al otro estos hombres-máquina, y van haciéndolo más grande cada vez... Así viven. Y así los días pasan y con ellos sus mañanas, sus tardes y sus lunas… ¿Pero hasta cuando?...
Un día cualquiera, llega ese enojo a un hombre que no se curtió aún, de los que todavía quedan algunos; un hombre-sensible que entristece en ese preciso momento. Al día siguiente, escribe una canción de amor.