VAN TRES DÍAS Y TÚ SIEMPRE A MI LADO
Primer día: mi nacimiento
La primera vez que abro mis ojos te encuentro ahí; exhausta, fatigada, pero con un rostro lleno de amor que se oculta suavemente en tu mirada de ángel. Mientras me miras, me contemplas tiernamente y con delicadeza observas mi cuerpo; pequeño, rosadito y empapado desde mi cabeza hasta la punta de mi piecito. Hoy mi primer día de vida he cambiado el agua tibia en la que flotaba por unos brazos que me mecen y me dejan reposar sobre ellos, he cambiado mi largo sueño de nueve meses, por un amanecer diario que se extenderá hasta que mi cuerpo no de mas o hasta que Dios lo decida. Poco a poco levanto mi mirada hacia tu rostro y tus ojos inmediatamente me brindan protección, me brindan cariño, me llenan de felicidad y aunque el frio de estas sabanas en las que me encuentro me están haciendo llorar, tú, “madre linda” entonando un dulce canto y con una voz de arrullo apagas mis lagrimas y las conviertes en una sonrisa. He empezado a vivir y tengo a mi lado a la mujer más dulce compresiva, tierna y amorosa del mundo, la cual se desvela día y noche por darme su amor y por tenerme siempre a su lado… madre hoy naci y hoy vivo por ti…
Segundo día: mi niñez
Voy corriendo a tu pieza, te llamo desesperado y te pido un abrazo, hay un fantasma debajo de mi cama, y unos duendes que amenazan con llevarme hacia otro planeta… con una sonrisa en tus labios me das un beso en la frente, me cargas con tus delicadas manos y me recuestas sobre tu cama, mientras me cobijas esperas pacientemente que me duerma primero que tu… así de fácil me vigilas, me contemplas y sacrificas tu tiempo por calmar mi temor, así de sencillo me llenas de valentía y de coraje para vivir cada día.
Salgo a jugar al parque y regreso llorando y con una herida en la rodilla, pero tú, otra vez estas ahí, en esta ocasión te disfrazas de doctora y con un don mágico que los santos te dieron haces que me calme el dolor y me enseñas que todo mundo tropieza para aprender a vivir. Mi madre linda, te agradezco por aguantarme estos dos días y por haberte convertido en el ángel de mi guarda, en la razón de mi existencia y en una luz de esperanza que brota de la oscuridad…
Tercer día: mi adolescencia
Una lágrima recorriendo tú mejilla y un gran abrazo me dan la bienvenida a una nueva etapa de mi vida, y aunque el tiempo pasa despedazando lentamente lo que se encuentre en su trayecto… no ha podido apabullar el gran amor que un día nació en ti, cuando aun me encontraba reposando y flotando en tu cuerpo. Tus carisias, mi madre hermosa, cada día las siento llenas de ternura, de comprensión y cariño, tus besos sobre mis mejillas me llenan de fuerzas para seguir adelante, tus palabras siempre sabias fortalecen mi alma y me brindan un refugio cuando el mundo arremete contra mí. Aunque en este tercer día me he alejado un poco de ti, no dejo de agradecerte, de quererte y de pedirle a Diosito que te cuide y que te bendiga y que siempre te acompañe… Madre… “eres un ejemplo de amor, eres la llama que ilumina mi camino, eres la única mujer que tiene un amor infinito para brindar… y lo mejor de todo es que eres mi madre…”
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