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Inicio / Cuenteros Locales / Jodrez / Cronicas de Today 1.- La desconocida

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La academia de Today era muy reconocida por los excelentes médicos y especialistas que se graduaban de sus instalaciones.

En un tren de pasajeros (para ser mas precisos es como el metro), una silueta triste se puede observar al final del transporte, era Alen, un joven de edad aproximada a 21 años, alto, delgado, de piel blanca que hacia contraste con sus ojos y su cabello de color rojo, el joven portaba un pantalón de vestir color café y un camisa a tres cuartos de color roja y calzado color café, para no perder el color y con un cuaderno en mano trataba de concentrase en la hora que era; se dirigía a su la academia de Today, pero por asares del destino (por levantarse diez minutos tarde) no tomo el tren indicado y tomaría el siguiente.

Dos estaciones mas adelante y en el mismo vagón; Cecilia: una bella joven de altura intermedia y de facciones delgadas con un edad aparentemente de 20 años se introdujeran al transporte como de costumbre, su cabello era como el de las hojas de los árboles, sus ojos grises como las nubes del cielo, su tes blanca hacia contraste con su ropa, un pantalón pegado en color blanco, que hacia notar la ropa interior y una blusa color púrpura, y con un bolso blanco en la mano se tomase del tubo mas cercano.

Alen al ver esto y esperando que Cecilia volteara a verlo para cederle el asiento, pero por un instante no paso nada, fue cuando la bella chica volteo a ver a Alen y al ver esto Alen se sonrojaría y dirigiría a otro lado la mirada, de repente Alen se levantaría y cerrando los ojos le tocaría el hombro a Cecilia y le diría:
– Toma asiento.

Por la mente de Cecilia pasaba el que hacer, y sonrojándose y con una sonrisa respondería:
– Gracias, pero boy a Today.

Alen solo se acerco a la puerta sin volver a mirarla, escucho el zumbido para abrir las puertas y saldría de la misma junto con decenas de personas y claro Cecilia.

Al llegar a Today ambos mirarían el grupo en el cual asistirían a clases, pero para sorpresa de ambos los dos tomarían clases en el grupo 30. En el edificio situado en el área norte del recinto escolar, en el tercer piso.

Ambos caminaron, hasta el salón indicado, pero cada quien por su lado, Cecilia, atleta de nacimiento atravesó el Campus en menos de cinco minutos entre los cuales ya estaba sentada en uno de los bancos del frente del aula; y como es de costumbre se puso a platicar con su compañero de a lado.

Fue cuando en la puerta observo una silueta de colores tétricos, era Alen que se percato de la presencia de Cecilia en el aula, pero para no parecer obvio se sentó hasta la parte trasera del recinto y sin hablar.

El día pasó sin ninguna novedad y con lo clásico del primer día escolar: presentaciones, y formas de evaluar; pero no todo fue así, fue hasta llegar a la última clase: sexología, cuando las cosas cambiarían por completo.

La maestra, un a mujer delgada de cabellos dorados y cortos, de ojos azules y mirada viva que viéndola desde lejos pareciera una jovencita de 23 años, de altura media y de complexión delgada, bestia una pequeña minifalda blanca que se podía apreciar hasta hacia arriba de la rodilla, utilizaba medias con las cuales se podía apreciar sus torneadas piernas, zapatos rojos que hacían juego con una blusa escotada de color rojo.

La maestra con voz alta y con frialdad se limito a decir:
– Buenos días tengan todos ustedes, soy la maestra Amelia, no me importan sus nombres ni de donde vienen solo quiero ver parejas, por que así trabajaran y no quiero hombre con hombre, chica con chica – Movió su dedo anular – así que tienen tres minutos para tener pareja desde hace cinco segundos.

Después de tres minutos y de un amplio cuchicheo quince de las dieciséis parejas fueron formada y solo se pudo observar a Cecilia y a Alen parados en el pupitre de cada uno; al ver esto la maestra junto sus manos y pronuncio:
– Bueno, ya tenemos a la primera pareja que nos ara un reporte y practica a la vez, los espero al final de la clase.
– Y esto es en tres, dos, uno, se pueden ir, y ustedes dos vengan para acá.
Y mostrándoles un libro delgado con una cubierta roja hacia resaltar sus letras en color oro que decías: “KAMASUTRA”.

Miro a los jóvenes y dijo:
– Muy bien mis estudiantes, esta es su tarea, es practica y teórica, quiero que hagan un reporte de este libro y la practica se los dejo a ustedes – La maestra rió para ella – tienen esta tarea y es para el próximo miércoles, no vemos.

Alen tomo el libro y dirigiéndose a la maestra dijo:
– Nos vemos – y mirando a Cecilia pronuncio – nos vamos.

Cecilia estaba ruborizada por completo, ya que le daba pena no tener experiencia sexual, fue así como ambos tomaron de nuevo el tren, el silencio era aterrador tanto que se podía escuchar el zumbido de una mosca, fue entonces cuando la voz tímida de Cecilia rompió el silencio y pregunto:
– ¿En tu casa o en la mía?
Alen no sabia que responder y con seguridad dijo:
– Vivo solo, mejor en mi casa.

Solo el tiempo fue testigo de lo que cada uno pensaba, el silencio era eminente y la pregunta mas frecuente: ¿por que a nosotros?, fue asta después de media hora llegarían a la ultima estación del tren.

Después de caminar tres cuadras Alen dijo:
– No debemos hacer todo lo que la maestra nos dijo.

La dulce y tímida Cecilia solo negó con la cabeza.
Al llegar se dio cuenta de que era una casa pequeña (como la de infonavit) pero acogedora para un soltero.

Se posesionaron de la sala e iniciaron el estudio, uno a lado del otro con el libro en la mesa y con sus cuadernos en la misma, Cecilia tomo el libro y comenzó a leer en silencio, mientras que Alen miraba la figura de la lectora y se acariciaba el pene con su mano derecha dentro de la bolsa del pantalón.

En menos de un minuto el ya estaba excitado y Cecilia se encontraba sonrojada por el tema, fue entonces cuando Alen menciono:
– Ya me aburrí, ven – abriendo la única puerta que se miraba, era un cuarto pequeño, solo había una cama, una computadora un closet y una televisión.
Ella solo se lavando y miro el bulto en la entrepierna de Alen, entro encendiendo la luz mientras Alen le miraba el trasero.
– ponte cómoda, regreso.

Cecilia solo se sentó al borde de la cama y pasó sus manos por su cuerpo.
Después de un minuto llego Alen con refresco para cada uno y dijo:
– vamos no es nada malo.

Y los dos tomaron el refresco, Alen se acostó y haciendo un ademán con la mano quiso dar entender que se recostara con el; encendió el televisor y le dio el control a Cecilia.
Cecilia apago el televisor y menciono:
– Acaríciame el cabello.

Con la mano izquierda acaricio la parte de cabello que se encontraba en la nuca, ya que Cecilia inmovilizo el brazo derecho al recostarse.

Después de treinta segundos ya no le acariciaba el cabello, solo la abrasaba y ella también, posteriormente se besaban y se acariciaron, Alen sentía el pecho de Cecilia y Cecilia sentía el pene de Alen que discretamente estaba acomodado.

Ambos se sentían y Cecilia se enderezo, se quito la blusa que llevaba y toma las manos de Alen y dirigiéndolas a sus senos.

Alen acariciaba suave y lentamente los senos mientras que se excitaba y Cecilia jadeaba y cerraba los ojos por miedo.

Alen retiro sus manos y se quito la camisa, Cecilia comenzó a besar su torso como si fuese la ultima ves que estaría con el.

Alen se enderezo, enderezando a Cecilia con el y besando con lujuria el pecho de su amante (que al tiempo lo fue) abrió el sostén, dejando caer los pechos en el y acariciando la parte posterior de Cecilia.

Cecilia ya estaba excitada, no aguantaba más, así que quiso desabrocharse el pantalón, pero al ver esto Alen se recostó, introdujo su mano derecha dentro del pantalón, y al sentir la Vagina de Cecilia la masturbo, y con la mano derecha abría el pantalón, mientras tanto el pene de Alen crecía y crecía.

Cecilia gemía y gemía, con lágrimas en sus mejillas, no sabia si era placer o miedo a perder su virginidad.

Alen hizo a un lado a Cecilia, se paro y abrió su pantalón, saco su pene y masturbándose frente a Cecilia lo acerco a la boca de la misma, cecilia ya no aguantaba, y su yo interna que siempre quiso salir de ella salio; tomo el pene entre sus manos, lo introdujo en su boca, Alen siguió masturbándose mientras Cecilia lo chupaba con dulzura.

Cecilia no aguantaba mas para que Alen la penetrara y con un ademán le hizo que se sentara, Alen se sentó, Cecilia se paro y se quito el pantalón y su ropa interior algo húmeda, se acomodo de modo que el pene de Alen se introdujera completo en su trasero, al sentir esto Cecilia inicio a saltar en la silla humana.

Y Cecilia con un hilo de voz pronuncio:
– ¿Te gusta?

Alen paso su lengua por la espalda para asentir, mientras su mano izquierda se dirigía a la vagina de Cecilia para masturbarla, la mano derecha hacia el pecho derecho para apretarlo y pasando la cabeza por debajo del brazo izquierdo mamaba el pecho izquierdo, para tenerla bien amarrada.

Después de tres minutos de penetrar sin parar Cecilia se para y se apoya en la cama, de modo de quedar en ángulo recto y le dijo eufóricamente:
– ¡Cojeme como perrito, quiero ser tu perra!

Alen levanto su dedo índice y el anular de su mano izquierda, metiéndolos y sacándolos rápidamente en el trasero de Cecilia mientras se seguía masturbando con la otra mano, Cecilia, gritaba, y ase encontraba suficientemente fogosa como para en seco, hasta que por su mente solo paso una palabra “KAMASUTRA”.

Y en un instante dejo de hacerlo, acerco su pene erecto y grueso a al trasero, pero no lo penetro, solo quiso que lo sintiera, con ambas manos apretó las pompas para que lo sintiera y comenzó a masturbarse en las mismas.

– Es rico, no pares, hazme tulla – Gritaba jadeante Cecilia.

Paro de hacerlo y lo introdujo en el trasero, penetro fuertemente hasta que las pompas de Cecilia se tornaran rojas, y pregunto con firmeza:
– ¿La quieres toda?
– Si, la quiero toda – contesto jadeante Cecilia.

Fue cuando paro.

Y la volteo de modo a que quedara dando de frente a el, abrió de piernas a Cecilia, acerco la punta de su pene al suave clítoris de la misma y se masturbo en el.

Cecilia sentía placer y se retorcía al sentir la punta del pene en su clítoris, y se iniciaba a chorrear, y decía sin parar:
– Me gusta, no pares, sigue haciéndomelo….

Alen ya no solo se masturbaba, si no también movía su pene arriba y abajo pasando por e clítoris y rozándolo, cuando vio que Cecilia se encontraba ya en trance sexual introdujo su pene en la vagina de Cecilia, primero fue lentamente hasta llegar a la mitad de su pene, Cecilia gemía, después de la mitad, lo introdujo rápidamente y lo sacaba de igual manera, la envestía fuertemente y sin parar.

Cecilia solo gemía, y lloraba de placer y con voz baja pronuncio:
– me gusta como lo haces, dame mas.

Alen retiro el pene de la vagina de Cecilia, y se masturbaba de nuevo, Cecilia acercaba su boca al pene erecto, Alen paseaba lentamente su pene por el rostro de Cecilia y al llegar a sus labios lo introdujo en su boca, cecilia lo apretó con sus labios y Alen sin dejar de masturbarse comenzó a eyacular, era demasiado, saco su pene de la boca de cecilia e inicio a azotarlo en sus pechos, Cecilia apretó entre sus pechos el pene y pedía mas.

El semen caía hasta en su boca, y dejándolo libre lo abarco con sus labios y mientras acariciaba los testículos de Alen y se masturbaba ella dijo:
– Dame más.

Alen aun eyaculaba, por la boca de Cecilia escurría semen, sin parar, Alen de nuevo saco su pene de la boca de Cecilia y le dijo:
– Ponte en cuatro.

Cecilia se coloco en cuatro patas y la envestía por detrás, Cecilia se masturbaba mientras Alen apretaba sus nalgas para que hubiese más vibración y la penetraba rápidamente hasta que dijo:
– Me vengo, me vengo.

Alen descanso en la espalda de Cecilia y bufo en su cabello, Cecilia lo acostó, coloco su entrepierna en la boca de Alen y Cecilia su boca en el pene erecto de Alen, ella chupaba su pene y Alen succionaba los fluidos de Cecilia, y Cecilia tragaba el semen de Alen.

Después de cinco minutos ambos descansaban exhaustos en la cama y abrasados, después de casi una hora se levantaron, cada uno se baño y se vistieron, Alen tomo el libro, lo ojeo y vio al final una nota que decía:

“Tengan sexo, yo me daré cuanta si lo hicieron, y si lo hicieron aprobaron en mi clase”.
Amelia.

Alen miro esto y dijo hemos pasado la materia, al siguiente miércoles, al final de la clase entregaron el libro y la maestra pregunto:
– ¿Cómo estuvo su tarea?

Ambos callaron, alen tomo de la cintura a Cecilia, de modo a que le diera la espalda y la envistió, Cecilia se sonrojo

– Muy bien, váyanse, tienen 9 en mi materia, si quieren ya no se paren en mi clase adiós.

Texto agregado el 10-05-2009, y leído por 205 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
12-05-2009 Lo que más me agrada de acá es la idea en general. La forma de narrarlo. Sobre todo pensando a tu edad. El tema del sexo es un tema un poco complicado, la raya que divide lo erótico de lo vulgar es muy delgada. Ojalá sigas escribiendo, pero solbre todo leyendo. Saludos. Azel
10-05-2009 Muy interesante historia, muy erótica. Solo fallaron algunas reglas de ortografía. MiguelTadeoAO
 
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