LA ESTATUA DEL TIEMPO
Un anciano cae lentamente al suelo,
muerto de frío,
tú recio lo sujetaste
muerto de miedo,
tú siempre fuiste
el retoño pájaro-vivo,
el anciano reacciono al momento,
estabas tú mirando
el monumento del centro de la plaza,
volvió a caminar de frente
con el bastón que sujetaba
su cuerpo esquelético.
(¿se encuentra bien señor?)
El temporal estrecho,
los faroles erguidos
sin pintar y viejos
daban la impresión
como si fueran los guardianes
de una casa fantasma,
ahí estaba esperando
(sobre la mesa)
el café amargo del anciano
que fumaba el último puro
reparador del frío,
tu distes la vuelta
hacia adelante
después de contemplar
aquella estatua-reloj
hermosa para tus ojos,
andabas de prisa
girabas mientras caían tus cabellos
sostenidos por la gravedad
de tu cabeza adolescente,
tus brazos se movían impacientes
hasta llegar al monumento-reloj...
pero estaba tan alto
y era tan grande
(de un color gris como el humo
de los buses viejos)
que tus manos pequeñas
no podían llegar hasta arriba.
(te empinabas)
En el monumento
situado en el centro de la plaza
había un niño con voz desquebrajada
(solo, llorando….)
Hay una curva que gira
justo antes de detener el camino,
y seguimos de frente riéndonos,
teniendo nuestros hijos
que construirán los trazos
por donde cruzará el tren desconocido,
o la torre altísima por donde
subirá la humanidad,
será un paraíso mejor
o será el monumento,
la estatua-reloj en el centro de la plaza.
Alrededor había unos faroles
que alumbraban en la noche,
pero en el monumento
estaba el hombre anciano colgado,
arriba sujeto junto a los brazos
de la estatua-reloj desesperado,
trataba de descomponer
el tiempo que da la hora
en la ciudad,
(el puente que nos lleva al paraíso)
¡corre niño, corre niño!
sólo tu cuerpo difuso
presuroso y delgado veo
(quizás tratando de alcanzar la eternidad...)
¡oh niño no llores!
¡tus ojos son bellos!
yo no puedo acompañarte
el tiempo se llevo el disfraz,
aquella mascara con vida,
(mira los ojos del anciano)
la escena actual y triste
de la supervivencia.
¡corre, lo alcanzaras!
entonces el niño
soltó a correr con vehemencia...
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