Abro la ventana y entra una laguna sin pedir permiso.
Me pide té, con dos cielos de azúcar.
La despensa está llena de musgo
Hace siglos entró un gavilán y todo lo encogió.
La bajamar recostada en mi lecho carraspea
Saboreando sus huesos de apóstol crecido
Señor, el espacio está tan lleno que pronto se va a sacudir
Señora, hoy es un día como para desplumar sonrisas
Hay que volver a llenar los cántaros con leche de pecho,
Pues los visitantes son como los dedos sobre la boca
¿Qué habremos hecho mal?
¿Qué mal nos habrán hecho?
Que los anafes son ahora un par de esgrimidores
La geografía es un ritmo solitario
Y los globos no se inflan con jadeos desorbitados.
En cada hoja que tiembla
En cada colina de tejas duras y tristes
Alguien siempre sigue sacudiendo las almohadas empolvadas
Aunque la voz le palpite como naipes lanzados a la vida
Si, ahí va otra vez el equilibrio perdido por un cristal
Aunque le pongan nudos de norte en cada esquina
Aunque le comparen con un mar pirineo
Mar que habla como diptongo
Mar que se levanta junto a los pechos de Venus
Mar que se ahoga entre colores primarios
Y escupe de los pulmones armonías
Creo haber quitado un tesoro del retrete
Hay otro en el árbol de la esquina
En un campanario desnudo
Más en las mesetas
En los valles
En las deltas
En los bares
En cuanto pedazo de lengua nazca
Si os miráis como yo desde la parte verde de las cosas
Encontrareis un rinconcito mío.
Avisadme, que a veces me quiero vaciar
Pues ya no hay lugar seguro en esta lumbrada
Ni molusco que deje de encontrarme razón.
¿Debemos suicidarnos al compás de la fauna?
Cortarnos primero las riendas del cabello
Luego tomar un ojo y lanzarlo a las aguas detenidas
¿Quitarnos el nombre nosotros mismos?
Si eso queréis, haced tu mismo el trabajo
Lo digo como si fuese un rapsoda de depuratorio
Lo entiendo como si hubiese caído de pronto a la vereda del mundo que buscaba
Yo soy la lavandera que recién aprende a estrujar soledades
La misma que sacude los espacios adictos a mar que a los sobrios les sobran
Aunque los gritos me lo discutan
Y hablen por mí y por mi modo de andar.
Otra vez no me silenciaré como un bronquio de tierra
Porque la tierra un día dejará de ser camino pero no se irá de mis manos
Mas que pronto y más cercano
¡ya!
Que me responda el volcán artesano
Los grillos roncos
Que dejen de temblar las gargantas
Tan frías, tan temerosas
Así, y sigamos mirando las estrellas caer en vuelos brailles,
Perdiéndose en el centelleo de esas lenguas saciadas
Aquí no hay lugar para besar violonchelos, los exilian
Me han dicho, no lo se con certeza.
Ni leyes que avalen danzar sobre molinos agrícolas.
Oíd vosotros como ya nada se hace quieto por querer serlo
Nos hemos dado cuenta con un ansia especial.
Mirando detrás de la guerra a un par de anclas hacer el amor en altamar
No son los años coagulados.
No son los tiempos de hombres con su relojes de boutique
Que van como desfiladero a la roca triste
Podréis concretar esas ansias de soñar,
Pero no podréis marcharlas en lo alto.
Aunque quede la boca hundida en el valle de un combate de escupos
Tragando pedazos de poesía rota.
Me quejo erradamente de las rocas
Del viento que trae sus atlas fluorescentes
De sus trampas eléctricas
Collares de ojos trasparentes
De viajes que van por dentro de la espalda
¿Y no de mis manos atadas con más manos?
Y sucede que cuando dejo de ser interrogante
Me vuelvo entonces pedazo de misericordia
Tardía, retumbante, escaldada, detenida
Quise escaparme cien veces a donde jugábamos con lo frío.
Y conseguí parir solo crepúsculos miedosos
Esta vez me corto los ojos
La artillería desde los pies a la inteligencia
Me estrujo la boca estrecha
Me subo en la escalera enlutada
Y que vosotros escuchéis el crujir de las muelas rotas
Por piedad!
Ver vosotros el espeso retornar…
Viene la hilandera humillada
Buscando con ojos de pez mi cabaña hecha con tablas de filantropía
Me pide café. Sin dulzura.
Me ruega llame con mi canto un poco de crema de raspajo
¿Cuántas patas de palo han quedado atoradas en el verguío?
Y ellos aún conservan sus sonrisas borrascosas,
Para disputar pronto, y mas que pronto el color de mi cocina.
Nadie me ve sentada es esta bárcena estricta.
Tampoco bajo la estrella injuriosa de papel crepé.
¿Han traído vosotros sus selvas selvadas?
O sus nutrias nutridas
O sus tumbas tumbadas
O su espacio espaciado
O sus ríos riados
O sus botes botados
O sus olas oladas
O sus reyes reyados
O sus islas isladas
O sus alas aladas
O sus ojos ojados
O sus tierras tierradas
O sus faros farados
O sus campos campados
O sus lenguas lenguadas
O sus trigos trigados
O sus aguas aguadas
O sus voces vozadas
O sus astros astrados
O sus balas baladas
O su paz
¿Pasada?
Ando pequeña en mi propia casa
Hablando en lenguaje de ostra
Porque mis lenguas andan extirpando gramáticas en la calzada
Ni de lágrima de nieve
Ni de acento extranjero
¿Se verá que estoy bajando mis pestañas en la mitad de esta fiesta?
¿Veis vosotros como las várices de esta solitaria se preñan como dos gorriones?
Voy del antifaz al ojo
Y del ojo al mar ciego.
Solo veo pedazos rotos de popa. Cerebros de pañuelos,
Que sirven para hilar esta mano depresiva,
Y a veces, cuando las luces se adormecen
para desvestir hábilmente intrusos.
Vosotros ya conocéis el camino a lo otro
No le han puesto perdigones al blanco
Tampoco icebergs cortantes flotando entre los cabellos del camino.
Si el día nunca estuvo tan podrido como la hierba de hace años.
¿Por qué entonces no desocupáis mi casa?
Que allá en la aldea también podréis escupir calamidades.
Desciendo desde la arqueología callada
Desde el plancton del último aguacero
Y vengo trayendo en mis manos, mecida la pesca.
Para que nunca más beses tapices pensando en rizones
Ni floreros como si fuesen lirios de mar.
Tampoco raviolis con sabor a boya.
Pasó volando como los viajes mi invalidez
¡No hay desmedros, queridos hermanos de tierra!
¡No hay deterioros, amigos de aire!
¡Tampoco inclemencias, compañeros de agua!
Solo cabe esperar que el aerolito siguiente se arroje del balcón curtido de tanta risa
Con los brazos en cruz, y de boca abierta cantando antes de ahogarse.
Yo por mientras,
Y ahora.
Tal vez mañana.
Mejor ayer.
Me transporte como un servidor extinto a los planetas descubiertos.
A escobillar los cabellos podridos de pena.
¿O si vuelvo a mi jardín compacto?
Al otro lado de la tormenta calida.
¿Habrá atentado que atente contra mí?
¿O expropiación que logre expropiarme?
Ni de rubí ermitaño.
No hay hombre vivíparo después de nacer.
Tampoco pez que cierre la puerta en la cara.
¿Veis?
Acabo de encontrar el rincón donde ha nacido el frío y todos los dolores ajenos.
Me digo epigramista con todas sus letras.
Te digo pájaro de arrollo con un tropel de sanguijuelas baratas colgando.
Y vosotros nos decís porteñas de carne y belleza.
¡Que brazos más fatigados con vacío!
¡Que mariposa estrafalaria esperando ser lirio!
Si se les cruza un rapé desnudo no gritéis,
Que las islas morbosas han quedado sordas de un pulmón
Y la barcaza que sostiene los callos está más triste que no acordarse.
Se los he advertido con este pequeño sopor de día momificado.
Como a las madejas de hilo antes de perderse en si mismas.
Lo sé y lo digo. ¡Cuánto lo he sabido que se me pudre encima de la ceja!
Se les cruzará la lengua de pecho en pecho.
Y el pecho en la noche hasta la flacura como un niño enfermo
Yo ya no quiero más palabras ahogadas con tretas en mi zanja
Ni quiero que el rapé se apague por última vez sin echar humo turquesa
¿Pero es necesario que alguien más se los digas?
Quiero hablar como la hierba blanda
Quiero reír como la nicotina
Quiero escupir como reloj
Quiero correr como vena
Y saltar de la noche a un tranvía,
Siendo más novia que los ciervos cazados
¡Miren que el cisne ha confundido un lenguado con la azucarera!
Y me han llenado mi pequeña casa con marea
Hay un pez anidando larvas junto a este viejo timón.
¡Desocupad la barca que mi camisón se tragó lo que quedó de mar! |