"Seguimos siendo los mismos" me susurra en la lejanía a través de un trenzado de cables y monitores, allá, donde vive, en la tierra de la idolatría. Seguimos siendo los mismos en el sentido de que crecemos, enredamos, nos reproducimos, parecemos hasta humanos, animales que incluso a veces cantamos, como decía la canción. Pero tan siquiera sabe donde duermen los secretos de las palabras llenas de nostalgia y a la vez de esperanza, tan siquiera sabe donde duerme el duende que recorre las calles. "Seguimos siendo los mismos" dice mientras el "yo no subversivo" construye una nueva coraza tras la que esconderse, mientras teje otra tela de araña con la esperanza de no volver a mostrarse. "Seguimos siendo los mismos" dice mientras todo lo que ardía en la calle se ha convertido en ceniza con las que construir otro paraje donde dormir horas y horas al atardecer, donde no se deshoje la flor de la mas tierna infancia con el caldo de la tierra. "seguimos siendo los mismos", los mismos que una vez ya cambiaron para volver a pedir que los rezos lleguen a alguna parte.... y no tener la suerte de ser escuchados.

"Seguimos siendo los mismos, nada cambia" hasta que un buen día... hemos cambiado.

PD: dime, ¿cuanto aguantaremos?