Todo el tiempo se escucha una canción de cuna. Una muy peculiar.
Tic....Tic...Tic...
Voces aisladas, vacías, oscuras. Ruido de puertas, pasos cercanos. Tic. Alguna TV encendida y titilante. Tic. Ronronean las motos(en la calle); los autos (en la calle); los fluorescentes (en el cuarto).
Es fácil subir las escaleras, aproximarse a ese piso con desniveles. Pasás una sala de espera, y luego otra. Allí la gente sentada, con las caras y las historias largas. Algunos penan por sus cuerpos, otros tienen bolsillos vacíos y sangrantes. Los ojos de todos teñidos de temor, pero con un brillo de esperanza. Al subir seguro tendrás que correr algún niño que esté jugando en el medio. Ahora sí, pasas el arbolito; y ya empezas a escuchar los llantos. Abrís la puerta, y ves blancura brillosa, interrumpida por figuras de diversa languidez.
Te lavas las manos, intentando descifrar cual de los llantos. Te pones el delantal, adivinando cual de las puertas, cual de las voces. Tic. Tienes solo media hora. (Que hay que repartir con las demás visitas, no lo olvides). Tic.
En la habitción azulejada, entre aparatos, chupetes y pañales, estamos sanando.
ël con su curita en el brazo, y una sonda tras el pañal.
Tic.
Yo te recibo con una venda en la ilusión.
Tic.
Salúdanos pero no hagas ruido, que el bebé se acaba de dormir. |