"Puedes hacer conmigo
lo que tu quieras
de veras lo digo
si se que le temes
como todos,
a la soledad"

Lo admito.

Con ella no me llevo de la mejor manera, soy bastante hiriente con los que me dañan, con los que son capaces de inventar cada cosa extraña con tal de satisfacer su gusto con la provocación del dolor ajeno.

Y sí. Muchos me dicen que es bastante el tiempo, que esto ya debió de haber sanado, pero la realidad es que no, es que todos se dan cuenta de aquel sufrimiento que aún late, ahora de otro modo, en otra dimensión.

Con ellas aprendí a odiar.

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- Despiértate, Anita, ¿Tienes clase de algo a las 8?

Otra vez, el sonido del reloj, las palpitaciones insesantes del corazón que está a punto de estallar, la boca semiquieta. Me quedé dormida, no, por dios, como pudo...

- ¡Mierda! Weona me quedé dormida... Pero como... Hoy tengo prueba de Romano, el emperador Darritchon no me dejara entrar.

Es jueves. Hoy es la maldita prueba, el enfrentamiento campal con el profesor al que ignoré, del que me reí la primera clase...

(-Ustedes se reirán si yo les digo, el "Derecho de la cosa"...)

Cogí el teléfono. Marqué el número de una compañera con la velocidad que me confiere a esas horas el estómago vacío, el nerviosismo, el sueño, las ganas de colgar al que diseño el horario. Mal discado, la operadora chilla con su voz metálica - el número que usted a marcado no exis...-

- Ay... Pero cómo soy tan... Si sabía que no tenía que dormir, maldito profe.

Otra vez. Son las 8:07 de la mañana y la prueba comienza a las 8:10. Miro la pared, siento pena por mí, por fin contesta la Cony, con la voz entrecortada y tiritando, tal vez.

- Conywa... ¿llegaste a la U? Dile al profe que me espere que ya voy rapidito...

- Anita, oye... recién me subí a una micro... Si me falta mucho, voy muy lejos...

- Chucha, ay, no importa, esperame en frente de la facu.

- Ya pero apúrate, por fas.

- Chao Conywa.

Corté, apenas me abroche los zapatos, tomé el teléfono celular, cogí las llaves, me vertí unas gotas de perfume, dinero para el colectivo. A esta hora pasan todos llenos y hay que preguntarle a cada chofer si va a Isla Teja.

Después de 20 minutos uno atina a decir que sí, que va a la despreciada isla. Deposito los $450 en su mano blanda y agradezco con un sollozo, comienzo a recordar la materia, Ulpiano, Theodosio, corpos Iuris Civilis, Códigos, Digesto, Institutas, Novelas, murmullo lo que me sé...

- La república comienza en el 509 antes de Cristo... Termina... No sé, ya... Justiniano fue emperador bizantino, Roma oriental... La pandenctistica alemana, el Derecho vulgar...

Al final terminé dandome cuenta de que a estas alturas no recordaría nada. Maldigo a la profe Accatino, cómo se le ocurrió enviarnos dos informes, lunes y martes, maldigo a Marshall y a la Constitución (Luego, la Constitución no es ESTE - agarrando la CPol de una tapa, ya veo que se le rompe como el Civil de la Accatino - librito, sino la forma, la intención del pueblo de darse una forma por medio de la constitución de un ESTADO), sobre todo el informe de Constitucional I, fuimos los únicos satisfactorios, la prueba del lunes, primera prueba, me saqué un 4.0, maldigo la interrogación oral, me maté estudiando y no me mencionó nunca.

Y para terminar: Romano. Maldito profesor, no entiendo que tiene en la cabeza, si ha dictado clases una vez, con razón dicen que es tan mari...

- Señorita, ¿En qué parte de la Teja? - me interpela el chofer, voy cruzando el puente P. de Valdivia, marco el número de la Cony, no me responde.

- En la u por favor.

Quiero llorar. Estoy desesperada, no puedo faltar a esta prueba. El profesor Darritchon se hizo famoso por reprobar al 70% de una clase de Derecho en la Universidad de Concepción (Eduardo, debe de estar durmiendo, tan lindo, tan buen amigo), y yo formaré parte del porcentaje de reprobados acá.

Llegué, me bajo en la esquina de la ciudadela- universidad Austral, lo primero que veo son árboles, son las 8:30. Corro al Pabellón Docente, a la sala 12. Paso enfrente de mi facultad. No hay nadie, lo Cony debe de haber entrado, que bueno. Impacto con una nena en frente del Aula Magna (- Aquí se recibirán de licenciados en ciencias jurídicas al fin de 5° año. Que no de abogados, para eso esperen 2 o 3 años más). Pienso en donde me vine a meter, si ni siquiera la práctica nos pagan, ni siquiera un pasaje, nos tarjarán de estafadores, nos insultan, no tenemos vida social, ya nadie me conoce en casa y en las otras carreras nos tratan mal. Vengan estudien Derecho, yo me retiro, no doy más. 27 de marzo y prueba, espero sea fácil.

La puerta está abierta. Entro, Darritchon me ve y me mira fijamente. Apenas me peiné y me acerco a él, despacito.

- Profe, perdoneme... No volverá a pasar... Es que en serio, me dormí, los colectivos, las micros, el taco...

- Bueno, tendré que revisar más tarde la prueba. Tome y siéntese.

- Gracias.

Me siento delante de la Cony, por suerte llegó antes. Miré la prueba. Estudiar el día antes no sirvió de nada, nos habían copado con informes y pruebas... Interrogaciones orales a las cuales no me llamaron. No sé nada, bueno, recuerdo las XII tablas, pero hay cosas que no. Respondí, entregué la prueba junto con todos. Me quedaron mirando.

- Anita, respondiste la prueba en 2 minutos... Oh... - la Cony me mira con cara de asustada.

- Ahora intercámbiense las pruebas, las revisaremos - Agarro la prueba de algún conocido y miro, las respuestas similares a las mías, es de la Cony. Debe de ser el miedo.

Pasamos 30 minutos revisando. La Cony revisa mi prueba, hay preguntas en las que respondí disparates, pero en fin. 14 buenas, 7 malas.

- Ah, se me olvidaba decirles que por cada mala, se descuenta una buena. - Chillido general, 120 voces que se sienten dañados. Esto es atentatorio contra nosotros.

Bueno, las 14 buenas se reducen a 7.

Con 13 se alcanza el 4.0.

Chillo.

Se me escurre una lágrima.

Luego sonrío. Faltan muchas pruebas más.

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