Dime ¿Por qué debemos someter nuestros corazones a tus intenciones?
Acaso somos infieles a tus mandatos y nos castigas, acaso murmuramos a tus espaldas lo bueno que eres.
Dime si realmente somos dignos de caer en tus manos cuando el alma abandona los sentidos y se somete a los que su corazón le dice.
Dime si realmente valemos tanto para ser poseídos por tus demonios, a tal punto de querer apoderarse de nuestra razón,
Dime si debemos caer sobre ti a cada instante en el que tropezamos con la piedra de los sentimientos mundanos,
Eres caballero, extiendes la mano a quien pide auxilio en el fondo del rio de las lagrimas que derramamos,
Eres hipócrita cuando callas sabiendo lo malo que va a sucedernos,
Eres un hombre con espejos sobre el rostro, espejos que se adentran sobre tu amigo el tiempo, para salpicarnos los recuerdos mas profundos de nuestra memoria,
Eres la puerta que cierras con llave cuando entramos,
Pero, ¿dime si realmente tu enemiga la felicidad existe? O acaso, ¿te la inventaste para someternos a las esperanzas?
Dime, dime, ¿somos tuyos por siempre? Y los hombres que se te escapan y saborean con todas sus fuerzas la indiferencia de tu potestad, ellos son acaso los hombres felices… y cuando se acaba ¿vuelven a ti?
Dime ¿Cuál es la clave para resolver el enigma que te envuelve entre las sabanas oscuras de la razón? Dime ¿Cómo me escapo de tus garras?
Dime si eres caballero y fiel, porque te he sido fiel este tiempo, como lleno mi alma de nuevo de sentimientos que colmen de satisfacción a mi razón y corazón, dime cómo…
Dime si realmente los únicos que logran alcanzar estar fuera de ti son aquellos que ya no poseen razón o los que ya no tienen sentidos, dime si he de destirpar todos mis nervios y salirme de los parámetros de la moral para ser un hombre loco y sin razón…
Dime si mi amiga la locura me puede rescatar, y enviarle la carta de auxilio, dime si en algún instante tendré un poco más que alegrías momentáneas… dime… por favor dime…
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