- ¿Cómo lo vamos a llamar?
- No sé, según
- ¿Según que?
- Si es nena o varón
- ¿Si es nena?
- No sé, no se me ocurre nada ahora
- ¡Como tu mamá no!
- ¿Y quién te dijo que la quiero llamar como mi mamá?
- No, yo te digo nomás
- Y a vos que nombre te gusta
- Si es varón, Alvaro. Como papá
- A como tu papá sí, pero como mi vieja no
- No me gusta el nombre de tu mama, es de vieja. No pega con el apellido. Blanquita Pintado
- Blanca
- Como sea, no pega
- ¿Y Alvaro si pega?
- Claro, es un nombre importante, de intelectual
- Si tu viejo es un tirado, de que intelectual me hablas
- Mira, no te metas con mi familia, que yo con la tuya no me metí
- ¡¿Qué?! ¿Y por que no le queres poner el nombre de mi vieja si es nena? ¡Sería justo!
- No hablemos de justicia, que acá la que lleva en la pansa al crío soy YO
- Bueno, vos sos la mujer, es lógico
- Lógico, no lógico, la que vomita cada cinco minutos sigo siendo YO, y no quiero discutir más porque me pongo mal. Se me revuelve el estomago cada vez que tocamos el tema de los nombres. Parece que voz no entendes. Siempre te pones en contra mío
- Yo no me pongo en contra de nadie. PARA... MILAGROS... PARA ¡¿QUÉ TE PASA?!