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ENTRE EL AMOR Y EL ORGULLO

El coche se desplazaba a 140 kms por hora, la autopista en ese día de sol emanaba una especie de nubecilla producto del calor del asfalto incrementado por el roce del caucho.
Roberto iba distraído, sus pensamientos estaban muy lejos de la ruta, una suave melodía se repartía entre los seis parlantes de su BMW negro y la presentadora oficial de la FM hacía un que otro comentario sobre los temas musicales, cuando ella hablaba a él le cambiaba el semblante, es que ella poseía ese tono de voz que enloquecía a los hombres, y allí estaban sus pensamientos.
Recordaba el día que había conocido a Sandra, se la presentó un amigo en común, de inmediato quedaron ambos impactados mutuamente. Ese día cambiaron sus teléfonos y antes de las 24 hs. ya se produjo el primer contacto. Roberto la invito a cenar pero ella rechazó la propuesta amparada en la preparación de su programa radial, no obstante quedaron para el fin de semana, el tiempo estaba maravilloso y Roberto programaba llevarla en su yate a navegar.
Ese día el corazón de Roberto latía aceleradamente, nunca le había pasado algo así, cuando llegó a la casa de Sandra y ella salió a su encuentro el percibió que jamás se separaría de esa mujer.
Sandra era una esbelta muchacha de unos 25 años, un pelo dorado natural, una bella sonrisa, un rostro oval acentuado por expresivos ojos negros, que le daban un fino aspecto, pero lo más interesante era que todo su ser emanaba dulzura, y poseía una aguda inteligencia.
El día de navegación fue estupendo, disfrutaron del sol y la paz del Río de La Plata, y conversaron de sus temas preferidos muchos de ellos comunes. Roberto deseaba abrazarla y besarla, pero temió perderla por apresurar las cosas, así que se mantuvo expectante a sus deseos, ella no emitió señales de acercamiento, estaba enfrascada en una discusión literaria sobre el último libro que había leído “Las Viudas de los Jueves”, Roberto no conocía el texto pero enseguida se interesó por cambiar impresiones sobre los personajes y las situaciones.
Las siguientes salidas se hicieron con gran naturalidad, y así llegó también el mutuo deseo que los llevaría a iniciar una profunda relación. Roberto se había enamorado perdidamente, a sus 33 años no recordaba jamás haberla pasado tan bien con alguien. Sandra también sentía atracción por él pero mantenía sus reservas, era una mujer muy independiente y consideraba prioritario su desarrollo profesional sobre el sentimental, así que su grado de compromiso en la relación era relativo.
Cuando transcurrieron seis meses del romance Roberto sugirió iniciar una convivencia, hubiera querido más pera temía Sandra no aceptara un compromiso mayor. Tardaron dos meses en convivir, Sandra puso muchas condiciones por preservar su actividad profesional, la radio y su programa eran muy importantes para ella, y le demandaban horas de actividad para su preparación.
Los primeros meses fueron idílicos, Roberto se esmeraba en mimarla, cuidarla y respetar absolutamente sus preferencias, Sandra crecía profesionalmente y cada día sus actividades interferían más en su pareja, y Roberto obsesionado por ella cada vez atendía menos sus obligaciones, los pacientes comenzaron a sentir una falta de seguridad en su consulta, y el Director de la clínica también le realizó algunas observaciones.
No podía dejar de pensar en ella, la música seguía en el BMW y los comentarios de Sandra llenaban sus oídos de sensaciones maravillosas. Se dirigía a la casa del country, la Panamericana estaba con bastante tránsito y quería llegar pronto para preparar el ambiente y esperar a Sandra, sería una cena maravillosa a la luz de las velas, una comida rápida y un Chandón extra brut y le propondría casamiento, todo sería perfecto y Roberto pensaba no podía fallar, se lo veía tenso, obsesivo en los detalles, revisó mil veces el estuche del anillo que pensaba obsequiarle. Puso música se sirvió una copa y disfrutando la vista del parque esperó a Sandra.
Ella llegó antes de la medianoche, se veía hermosa pero fatigada, sin embargo su espíritu alegre estaba intacto, besó a Roberto y se mostró admirada con la mesa finamente preparada para agasajarla, corrió a su habitación para ponerse cómoda y bajó hecha una reina a reunirse con Roberto. La cena fue amena y distendida y a los postres y el champagne Roberto se puso solemne y le dio el anillo de diamantes que ella aceptó emocionada y le propuso matrimonio. La primera reacción de Sandra fue de sorpresa, realmente ella no tenía en sus planes asumir ese compromiso, creía que había dado suficientes señales para que eso no pasara, meditó cuidadosamente la respuesta y luego con esa voz que Roberto tanto amaba le dijo “no puede ser”, yo te amo pero aún no estoy lista para eso.
Roberto trató de convencerla, suplicó, se humilló, pero no hubo forma, el no era definitivo.
Días después decidieron continuar su vida cada uno por su lado, Roberto un año después aún no ha superado su frustración, poco a poco va retomando su actividad, y volcando su afecto en las pacientes, siempre por las tardes escuchaba el programa de Sandra, hasta que un día por problemas con su productor lo levantaron, y Roberto nunca pudo averiguar pese a sus intentos donde vivía, Sandra hoy está sin trabajo, jamás intentó volver a ver a Roberto, su orgullo no se lo permite, hay veces que el orgullo es más fuerte que el amor, ¿o quizá no lo amaba?

Texto agregado el 06-05-2009, y leído por 1093 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
10-05-2009 Podría decir que no lo amaba,por el hecho de no haber aceptado ser su esposa;pero pienso que fue honesta al decir la verdad. Creo que cuando se ama,se desea estar con ese ser y quién no dice que no lo busca porque su amor no era tal? El orgullo ante el amor pasa a segundo plano******** Un beso Victoria 6236013
08-05-2009 El orgullo es la frontera del gozo, no permite derrivar los muros que va formando en vida, se pierden tantas cosas importantes por él....sigo tus avances literarios siempre. online
07-05-2009 tal vez orgullo ,tal vez falta de amor.Tal vez sus vidas tenian que cruzarse solo por un corto tiempo.Las relaciones entre nosotros son tan misteriosas ,gracias lo disfrute ******* shosha
07-05-2009 Esperaba un final distinto. Saludos. Azel
07-05-2009 5 Dacler
07-05-2009 Ayyyy parecían la pareja ideal. lástima!!! ***** MariBonita
06-05-2009 Un texto muy interesante, deja bastantes cosas para pensar. Lo del orgullo de esa mujer indudable. Lo de Roberto de haber suplicado y haberse humillado ante ella, un error táctico. No hay que olvidar que todo se inició en un amor platónico. Te felicito por la originalidad del cuento.***** avjota
06-05-2009 Si lo amaba quiza, solo que se amaba mas a ella posiblemente, que es en parte el orgullo.Muy buen escrito.. Saludos y un beso englishrose
06-05-2009 Si el orgullo es más fuerte que el amor, es porque ese amor no vale la pena. me gustó tu escrito. Calvita
 
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