EL CASTILLO AMARILLO
En el camino a la morada de tu rostro tabú
me bebe a sorbos una duda ¿Y si la Omnipotencia
nos abandonó luego del Origen? ¿Y si la Luz
de tus ojos regresara arrepentida a su Esencia?
¿Dónde se perderá, el Centro del Vacío,
la errante Tierra de los Antepasados,
el Castillo Amarillo de Oriente?
¿Dónde irán las turbias alas del sonido,
La mísera ficción de los sentidos,
¿Cuándo llegará la noche que cubrirá Occidente?
y si tu cuerpo es por sí mismo, Tao primordial,
helado astro, una lágrima del reino lunar
el Increado cristal luminescente
¿Cuántas estatuillas se llevará consigo?
¿En qué poro guardará la memoria de los sajones?
Si el secreto de tus labios guarda la Bóveda,
el Uno Trascendente, la huella que deja el Norte
Y al sonreír se contrae y se expande en tu boca,
El engendro solar del horizonte
¿Cómo evitar que el mundo no desaparezca contigo?
Al tomar de tu mano, encadenado
al trasegar simbólico de las letras
al pulsar sonoro de las voces
atisbo, nervioso, el código fractal del aire
El Prana de tu aliento
Permutación del plano
retrasa la Muerte
Martillándole el reloj
Cambiándole la cita
Cursando circulares
Los botones de las flores
Los Movimientos multígrados
de tus caderas cabales
Provocan un desfiladero de
Pupilas ansiosas, navales,
Un Rompeolas furioso,
De lágrimas que no te tienen
Al besarte, todos los elementos
regresan con sus dones a la Fuerza
cierran los portones del palacio los tormentos
silente queda el espíritu en su fortaleza
La sumersión en tus bocas mojadas,
pez purpúreo,
retrogradan el hastío
de la fría perversidad del Sha de Persia
y su juego mercante
Hay memoria del nacimiento antiguo,
de lo que mal dividió la razón,
Platón en el Cratilo
y el Libro del Sello del Corazón
Un aire alrededor de tu figura
reflexiva, lleva un tránsito de luz nutriente
el embrión tibio y común
de cáscara albina, rota y naciente
Juntos, sombras mortales, vagando dudosas
por los pasillos del Castillo envuelto
en la herrumbre de las cadenas
Temerosos del movimiento efímero
de la luz de las luciérnagas
nos diluimos en los rincones de la oscuridad
tragándonos uno al otro pacientemente
En las burbujas de tus ojos
el mundo no es una oposición polar
de lo tuyo y lo mío
de la luz y la oscuridad
Es un tornar de los pulmones en alas
de las manos en bocas que besan
mutación y variante de la tristeza
algo crepuscular y femenino que sueña
Algo carnal y enojoso que mana
de la entraña que el cielo acendra
un rayo de luz que vigoroso desciende
al durazno memorioso, al Yin de la conciencia
Christian Cruzatti
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