Charcos de arena,
debidos a un antisociable sentimiento.
Un dolor desconocido,
del cual conozco su nacimiento,
consigue hacerme llorar un poco más
obligándome a agonizar en sufrimiento,
provocando una erupión en mi lacrimal.

De éste palpo micro-ásperos fragmentos,
un producto individualmente alejandrino,
diferentes, coloridos, sangrientos,
que penetran en el axígeno hasta llegar
al más profundo reconocimiento
del dolor que produce expulsar
charcos de arena desde tus ojos de seda.





*Javier Santalices*