No sabía si sufría más cuando se encontraban que al despedirse.
Porque ese encuentro implicaba una separación sin saber hasta cuando.
Cuando estaban juntos hubiera querido detener el tiempo. Tiempo que permanecía impávido lejos suyo.
En cada despedida le pedía un fuerte abrazo, esperando el milagro de fusionarse.
Miraba sus ojos tan profundamente para llevárselo en sus pupilas, que el color de los suyos comenzó a cambiar.
Le acariciaba la cara para transferir a sus dedos la sutileza de su piel.
Le besaba los ojos para que sintiera la paz que le podía transmitir.
Pero un día tuvo que decirle adiós para siempre
Y aunque sigue viviendo, camina entre los muertos
Texto agregado el 05-05-2009, y leído por 57
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Lectores Opinan
05-05-2009
triste al final, pero hermoso y tierno texto******* JAGOMEZ
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