Venía hacia él un niño con los pies cortados. No parecía sufrir, pero apenas podía arrastrarse.
-¡Vámonos de aquí! –la voz le salió como un chillido-. ¡Vámonos, hostia!
El niño estaba a unos cuatro metros cuando acertó a moverse. Salió corriendo y detrás de él oyó cerrar la puerta.
-¿Pero qué demonios haces? –dijo ella a sus espaldas-. No va a comerte, hombre.
Se detuvo jadeando. Había salido a un pasillo con unas cinco puertas iguales. Supuso que detrás de cada una de ellas habría un niño como el que acababa de ver.
Texto agregado el 24-05-2004, y leído por 136
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Lectores Opinan
01-06-2004
... es un interesante juego con el inconsciente... (me atraen las puertas, por muchas razones)... Nocturna
24-05-2004
dios! es súper cinematográfico.. no te dan ganas de seguir??? hannah
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