Disfrutar con el pecado
No me aferro al paraíso, siento atracción por las serpientes, por el dulzor de la manzana.
Siempre encuentro historias rondando por las calles, otras, se dispersan por los virucuetos del olvido. Necesitaba pensar en soledad, ignorar el zumbido en los oídos incrementado por el frío. Aunque sentía cierta debilidad en las rodillas, necesitaba salir de los encierros, protegí mi cuello con la solapa del saco y busqué la calle.
Afuera soplaba un viento helado, quería aislarme en mis propios pensamientos, los rostros desconocidos de los transeúntes de la noche, en un mundo extraño, sin tiempo, apurados sin apuro, rostros desfigurados, apariciones y desapariciones, veloces, indiferentes, nada ni nadie podría llamarles la atención.
No soy por lo que piensan, o dicen de mi, tan solo un intento de lo oculto, tal vez solo eso, ser lo que no soy. Mis pasos me acercan a la libertad.
Me junto con aquellos que sospechan que es posible una salida. No seré quien abandone hilar los pensamientos, ni el fluir de las meditaciones que entretejen mis ideas. Por el momento nada impide el seguir luchando junto a nuestros sueños, nunca quise ser "bueno", ni siquiera parecerlo, mucho menos formar parte del diseño.
Siemre escapé de los “predicadores”, de aquellos que prometen el cielo para hacerte transitar sonriente por el infierno. Habrá que redoblar la valentía. Disfruto con el pecado, no me aferré al paraíso de la ignorancia. Siento atracción por las serpientes, por el dulzor de la manzana
Disfruto con mis pecados, en mis delirios soy la postal de mi pasado. Busco la luz en versos. Ellos me alientan a seguir tras de tus huellas. Durante siglos seguí tus pasos que me llevan al néctar de la fruta y al deleite de tu cuerpo.
Andre, Laplume.
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