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…por qué me trata de “usted”… por qué con ese tono… ya hace mas de cuatro años que vengo a su consultorio y él insiste en tratarme de USTED!!!
Mi relación con mi psicólogo nunca fue del todo buena ¿ Cómo confiar en una persona que solo arriesga un “mmm…” ante la confesión mas importante de mi cuerpo emocional?
Desde hace años, con un preciso bisturí intelectual, había separado músculo por músculo; carne a carne; mi historia estaba diseminada por todo ese consultorio, ese diván, esa mesita donde apoyaba sus cuaderno….su cuaderno… mas de una vez imaginé saltando sobre él y mientras le apretaba el cuello con mi zapatilla, le arrebataba el cuaderno y descubría que mierda escribía cuando yo sólo había dicho “buenas tardes...”
El tema de hoy fue “mi soledad”. En mi última sesión comenté como al pasar que por las noches, cuando apagaba la luz, justo antes en el momento de dormir, me invadía una sensación como de soledad. “mmm…dígame… qué significa para usted la palabra soledad”
Laureano, mi psicólogo, era un muchacho de unos treinta y pico de años. No se si era lo ideal para mi. Yo le llevaba seguro una decena de años (y de experiencia en este mundo), pero mi obra social no me preguntó si estaba de acuerdo con su perfil y a mi no se me ocurrió consultar las opciones.
De todas formas, entre buenas y malas nos íbamos entendiendo. No puedo decir que coincidía en todo lo que me sugería, ni en las conclusiones a las que arribaba, con la certeza de un cazador experto. Mas de una vez me lo quedé mirando y pensando “este tipo qué piensa,,, que nací ayer?” Pero lo que más me molestaba, era que me tratara de USTED. Me hacía sentir como un viejo cadáver depositado en su sillón, sin la mas mera posibilidad de acercarme a su Alteza Psicológica…
“Usted las pelotas, caballerito. O me tratas de vos, o me llamas por mi nombre, o que se yo. Ya le conté de mi relación con mis padres, con mis novias, con mis ex esposas, mis miedos a la oscuridad, a los bichos con patas largas, a los tartamudos (me aterran!!!) y vos, cruza de MI PEQUEÑO LAROUSSE ILUSTRADO Y LA TIA DE LACAN, insistís en decirme USTED?” … bueno, sí, me enoja que no me tutee.
“Volveremos luego a su enojo”, me dijo sin inmutarse, “ahora le reitero la pregunta…¿qué significa para usted la palabra soledad?”
Me quedé callado, recuperando mi ritmo cardíaco y mi respiración. Si me enojó así, es porque algo tocó con su pregunta que me sacó.
La soledad es el lugar donde desparramamos nuestros bellos colores y pintamos un hermoso cuadro, donde nos encontramos con nosotros mismos, donde descansamos el alma de lo cotidiano… o también donde desatamos las mas intensas tormentas.
Allí estaba yo, recordando mis últimos momentos de soledad. Atrapado en la obscuridad de mi cuarto, rodeado de inmovilidad, esperando ansioso que algo se desate… y nada.
Cada tanto algún amor pago despertaba mi sexualidad y todo se llenaba de luces, pero a las horas el costado vacío de mi cama se desplegaba como un glaciar que avanza congelando todo. Inclusive mi vida.
Vaya… eso me recuerda que había contratado a alguien para esta noche… y yo todavía en terapia…
Bueno, tendré que tomar un taxi hasta el departamento y ordenar un poco ese desastre…
“Veo que no tiene respuesta a mi pregunta. Mejor dejamos la sesión acá, lo piensa y lo charlamos la semana que viene”, y me señala la puerta de su consultorio.
Con los labios apretados para no insultarlo, me levanto y me voy.
Por lo menos no me despidió con un ridículo USTED.
Mientras espero un taxi, atraviesan la calle hermosas mujeres con miradas insinuantes y curvas no menos provocadoras. Todas devuelven mi mirada y a veces la sostienen peligrosamente. Pero después de mi última separación, perdí mi instinto cazador. Como una amnesia emocional, sencillamente NO SE QUE HACER CON ELLAS.
Cuando tomé coraje, e intenté una conversación, me descubrí actuando, o mejor dicho SOBREACTUANDO un personaje patético, medio ridículo y pasado de moda. La vergüenza te ajusta los cordones para huir presuroso en esas ocasiones.
Así que ahora, o por ahora, solo me dedicaba a mirar con cierta impunidad, sonreír y finalmente bajar la mirada
Subo al taxi y el conductor se da vuelta y me pregunta: “pa-pa-pappara dddoonn-don-de lo llevo?”
AHHHHHH!!!!!!!!!!!!!! Tartamudo de mierda!!!!!!!!!!!!
Me suben los latidos del corazón y empiezo a transpirar… Miro por la ventanilla evitando su rostro y como si nada me pasara le doy una dirección equivocada… por las dudas.
Es mas fuerte que yo.
La misma sensación me producen los loros, que alternan un ojo y después el otro para mirarte, mientras elaboran un plan asesino para arrancarte las tripas.
No lo soporto mas.
Le pido que se detenga y sin decir palabras , le dejo $ 10 y me bajo.
Ufff … me baje 7 cuadras antes y el tiempo corre.
Llego agitado y transpirado a mi departamento. En cuanto ingreso voy recogiendo los restos de vida que he ido acumulando en el living, y trato de desarmar la montaña de platos sucios que descansan en la cocina.
Mi pieza no es la excepción… mas cercano a un vestuario de un equipo de rugby que a un dormitorio, recojo medias sucias y calzoncillos escondidos debajo de la cama, un pote que supo contener frutillas con crema, varias botellas (de las chicas) de cervezas, ya vacías y así, restos y restos y restos….
Uno debiera poder aprovechar por completo el cien por ciento de lo consume. Por qué un envase vacío después de una cerveza? Por qué el recipiente que queda con crema en sus costados? Por qué una mujer que pronto nos olvidará después de hacer el amor?
Quisiera comer ese helado, inclusive su cucurucho, mas la cucharita y la tonta servilleta (que no limpia). Tomar esa bebida y tragarme el envase hasta la tapita a rosca. Hacer el amor a esa mujer y acabar… pero acabando con ella… digo en ella…bueno, digo que ella se acabe y que no queden restos de ella.. OHHHHH DIOSSSSSSSSSS!!!!!!!
Basta.
Solo ese cuarto de porción de piza fría en la mesita de luz y termino.
Tanto lío por una mujer que me va a mentir su nombre y abrirá sus piernas casi sin mirarme, para dentro de una hora y media contar los billetes y con una sonrisa de secretaria decirme chau. Veinte metros y ya no recordará ni mis facciones.
Beeeep!!!! (todo en mi vida es raro... el maldito timbre no hace TRIIIINNNN, hace beeeep. Bueh. No sé. Sonó el timbre).
Bajo la intensidad de las luces del living hasta casi no distinguir mucho los detalles (por las dudas. Uno no sabe con lo que se va a encontrar. Mejor así). Abro la puerta e ingresa una mujer de talla media, sin el famoso teñido y los labios rojo sangre (aunque no distinguía muy bien). Un poco como titubeando me dice hola y da unos pasos, adivinando el recorrido.
“Mejor no hacer preguntas” pensé, total a ella ni le interesa quién soy, ni que hago, y seguro ya está contando los minutos para irse.
Notable… una fragancia delicada en el aire y no el acostumbrado perfume ácido, que lo invade todo, como desinfectando al cliente y su medio.
Ella intenta decir algo pero… Nooo!!! No hace falta, por favor, no. Yo voy a pagar y no necesito ni que me digas “papi” ni que me preguntes por qué estoy solo, ni nada. Tapo sus labios con delicadeza con dos dedos, giro suavemente por detrás de ella y la abrazo. Toco sus pechos… pequeños… bueno, mmm naturales. Ah, sus pezones son dos frambuesas que empiezan a tomar forma entre mis manos…
Ella emite un pequeño sonido con su voz, como un sobresalto. ¡Qué actriz! Simulando sorpresa e ingenuidad.
Bajo mis manos por su vientre hasta llegar a su pubis y… no está rapado como suele ser en estos casos. Siempre dije que las putas se afeitan por una cuestión de higiene. Digo, pensando en uno. Que cuando uno llega ahí, si está todo a la vista y limpito mejor… No te hace pensar en quién anduvo antes y esas cosas.
Pero acá no. Todo muy natural, poblado de un bello púbico exuberante.
Y otra vez ese gritito inocente.
¡ES UNA GENIA!!! Y esa inocencia simulada me excita mas. No puedo detenerme en detalles. Subo su vestido y recorro con mis dos manos todo su cuerpo.
Desprendo mi pantalón y mi sexo erguido como un sable en el aire, busca desenfrenado su carne, para enterrarse y nutrirse de placer!!! Cuánto tiempo habrá pasado? Veinte minutos? Mierda, voy lento. Esto puede salir caro si no mido los tiempos.
A esta altura ya tendría que haber llegado al dormitorio y debiéramos estar meta saca y ponga. Mejor la tomo de la mano y la conduzco hasta la pieza sin mas vueltas.
Pero cuando intento separarme de ella, me empuja y me hace caer sobre la alfombra. Su vestido termina de volar por los aires y aterriza justo sobre una fuente con papitas fritas que estaba arriba del televisor (cómo llegó ahí?) y que olvidé recoger en la limpieza.
Ya en el piso, recorre con sus labios mi cuello, mi pecho, mi abdomen y llevando con sus dos manos mi pene a su boca, lo saborea como si fuera un fruto de exquisito sabor irresistible.
GUAUUUUU!!!!!! Su voracidad es casi animal!!!
Trepamos juntos sobre el sillón de tres cuerpos y hacemos el amor en infinitas posiciones. Y su entusiasmo crecía y sus jadeos aumentaban y a medida que pasaba el tiempo…..EL TIEMPO!!! Ya pasaron mas de dos horas y media! Esto me va a salir una fortuna… pero vale la pena.
No sólo sus gestos delicados, su suave perfume, sus gemidos infantiles imitando una pasión casi real y una inocencia de joven veinteañera, que se encuentra físicamente por primera vez con su nuevo amor!! Qué actriz! Qué profesional!
Todo va tomando un frenesí increíble y su boca me besa, me come, me degusta y yo no puedo mas que corresponderla asombrado de tanta generosidad por tan solo $ 150 la hora.
En un momento estruendoso, como el estallido de cien cañones, mi cuerpo sumido en estertores, derrama dentro de ella mi orgasmo incontrolado. Ella, perfectamente sincronizada conmigo, en medio de gritos de placer, contorsionando su cuerpo, “simula “ el acabar multiorgasmicamente y cae rendida sobre mi pecho.
Minutos de silencio. Recobrando el aliento busco mi pantalón tratando de ubicar mi billetera. Suelen demorar entre treinta y cincuenta segundos en pedirme que les pague.
Al meter la mano en el bolsillo, lo primero que encuentro son mis preservativos… En el desborde de placer N-U-N-C-A me puse un forro para cuidarme. Y ella tampoco me pidió que lo hiciera.
Un poco espantado me levanto abruptamente y corro hasta la puerta y prendo la luz.
Guuuuauuu era hermosa. Una mujer niña. Un rostro infantil en un cuerpo de mujer. Me la quedé mirando sin entender. $ 150 la hora fue un regalo.
Ella sorprendida por la luz, se incorporó de un salto y buscó desesperada su vestido para tapar su desnudez.
Lo encontró y se lo puso rápidamente. Me miró con sus mejillas llenas de color por lo que acabábamos de vivir y por una extraña vergüenza. Sería nueva?
Su belleza y su rostro inocente me hicieron olvidar los preservativos, que colgaban de mi mano.
Abrí mi billetera y por un misterio increíble de la naturaleza tenía $ 300. Los saco y la miro.
Ella me mira a los ojos y me dice:
“Roberto,, mi nombre es Laura. Soy la nueva secretaria del Licenciado Laureano Bertone. Usted se dejó olvidado su celular y su agenda electrónica, y el Licenciado Bertone me pidió que por favor se los acercara… como vive a pocas cuadras del consultorio…yo….
Tomé el celular y la agenda, le di las gracias. Ella me beso rápidamente en los labios y huyó.
A la semana siguiente concurrí puntualmente a mi terapia.
Cuando ingresé al consultorio, sentada detrás de un escritorio nuevo, estaba Laura, quien incendiando sus mejillas de rojo rubor y casi sin mirarme, me dijo “buenas tardes Roberto, el Licenciado Bertone lo estaba esperando”.
Contesté el saludo tímidamente e ingresé a la habitación contigua.
“Bueno… quedamos en que me iba a comentar que le significaba la palabra SOLEDAD”, me increpó mi psicólogo.
“Antes que nada”, le dije, “gracias por acercarme mi agenda electrónica y mi celular, la semana pasada”.
“No es nada”, contestó. “Ahora, por favor, necesito que me diga qué significa para USTED la palabra soledad”.
Y por primera vez en muchos años, ese “USTED” no me molestó en absoluto.
“Nada. No significa nada”.
Y sonriendo me recliné en el sillón, cerré mis ojos y pensé que ya era hora de ir terminando mi sesión.
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