-¡Lleve su Monitor, lleve su Monitor Gráfico!- se oía al voceador en los andenes de la línea gris del metro, el tren esperaba a reanudar su marcha. Se escuchaba en el vagón de al lado y me recargué en la puerta del fondo del mío, mirándole por la ventanilla de la misma, yo era el único pasajero que iba de pié.

-¡Lleve su Gráfico, lleve su Monitor Gráfico!- se oía a un segundo voceador, cuando veo al primer voceador ingresar en mi vagón.

-¡Lleve su Gráfico, lleve su Gráfico!- la voz del hombre tenía un tono apagado, pero se movía con urgencia, como si una noticia muy importante acabara de salir. Algunos pasajeros despertaron queriendo un ejemplar pero el periodiquero ya estaba lejos de sus asientos.

Sólo alcanzó a comprarle un ejemplar aquella... señora... Era una cuarentona y de muy buen ver, muy probablemente una secretaria.vestía un tanto povocativa y yo no podía reprimir el deseo de mirar su escote y menos después de notar que primero buscó fué los horóscopos, per creo que no para leer el suyo porque clavó su mirada sólo un momento y luego se saltó a la otra página, la que yo siempre busco primero. Supuse de inmediato que era lesbiana porque miró un buen rato con una sonrisa muy lujuriosa la página más preferida de los caballeros.

Pasa entónces a mi vagón el segundo voceador gritando muy animosamente y rompióse así la fantasía o "chaqueta mental" que tan agradablemente propició aquella mujer.

El segúndo voceador vendió varios ejemplares; tardó un poco y luego salió para pasar al otro vagón. Después alcancé a escuchar el inicio de una discusión:

- ¡Ya te dije HIJO DE TU P...!- Sonaba entonces el tono de cierre de puertas del tren. Al comenzar el avance del tren todavía alcancé a escuchar el final del tono de cierre del otro tren y las apagadas voces de una discusión:

- ¡Te DIJE que de dejáras de chingar a TU PUTA MADRE, deja de robárme los clientes!.

-¡NO ES MI CULPA que seas pendejo y te vayas sin esperar más a que alguien te compre!

Rapidamente el alboroto quedó atrás mientras nos íbamos, pero lo que pasó despues de dejar la estación nos paró los pelos de punta a todos los pasajeros. Un grito. Fue de expresión del horror que sintió esa mujer que se llevaba la mano al pecho desvanecendose en los brazos de su lujurioso y soñoliento compañero de asiento. Mientras trató de aclararse, creo yo, si estaba soñando o era real, el tipo no dejaba de mirar su escote mientras trataba de reanimarla dándole palmaditas en las mejillas.

Llegando a la siguiente estación alguien accionó la palanca de emergencias. Acude entonces un policía y pasa junto a mí; me he quedado parado a lado de la puerta, esperando a ver como se la llevaban en camilla; no puedo entender qué le asustó.

Todos tenían prisa y se habían marchado. Yo me quedé esper donde estaba hasta ver a la última persona salir del vagón, repasando en mi mente otra vez cada escena. Recordé que veía a aquella mujer y la desnudaba con la mente mientras ella hacía lo propio con la chíca en bikini de aquella página. Para qué negarlo, al ver tal cosa me fué imposible evitar fantasear. El señor que iba a su lado se había quedado dormido justo una estación antes de que ella subiera y ni cuenta se había dado de ella; deseaba estar en su desperdiciado lugar.

Las demás personas alrededor suyo también habían caido en los brazos de morfeo, por eso los que le compraron el periódico no habían reaccionado a tiempo ante el primer voceador.

Ya no quedaba nadie y noté que habían dejado tirado el periódico de la infartada. Lo tomé y lo guardé justo en el momento que un oficial llega a avisarme que la linea había suspendido el servicio. Abandoné entonces la estación y caminé a mi destino; por haberme quedado a esperar ya no alcanzé a abordar ningun colectivo, todos iban llenos.

Saqué el periódico y leí algúnas páginas. El las centrales venía un artículo y la fotografía de unos voceadores que se mataron en el metro, los mismos que yo había visto pasar. Se me heló la sangre al ver a uno de ellos en un charco de sangre. Tuve un raro presentimiento y presurosamente, con las manos temblorosas, me dirigí a la página de los horoscopos, comencé a leer desde sagitario eran eran de lo más común, salvo este:

"Acuario: Hoy morirás después de ver como un hombre que vende periódicos, apuñala con un bolígrafo en la garganta"

Justo eso. Quise ahogar un grito pero el recuerdo de la mujer que se infartó me hizo reaccionar y posiblemente eso me salvó de sugrir un final igual.

Una vez más calmado pensé en razonar una explicación más lógica a esta locura. Sin embargo la curiosidad mató al gato y esta vez se ha cumplido al pié de la letra el dicho.

Mi signo zodiacal es Aries, no lo habia leido aún. Templando y con un sudor frío me atreví a leerlo, decía lo siguiente:

"Aries: Tu vida está a punto de resolverse, solamente fijate por dónde vas mientras caminas leyendo"

Puede ver una luz, similar a aquella que se ve cuando se levanta uno de prisa y se marea, pero más fuerte. Antes escuché la trompeta de un autobus blanco, que pronto coloreó de rojo su frente y cuyos cristales se quebraron con mi cráneo.

No me duele nada, pero ahora lo recuerdo todo. Ya sabía que pasaría todo esto, cada milisegundo de mi vida esta grabado en las paredes del tiempo, pero me volví ciego y olvidé mi objetivo. Ahora es tiempo de volver a empezar. Espero en el vientre de mi madre para salir y ver el mundo con otros ojos, aunque sea el mismo una y otra vez.