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Inicio / Cuenteros Locales / MiguelTadeoAO / El invierno que duró un año

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Me enamoré de ella al comenzar el invierno. No fuí correspondido sino al comenzar la primavera. Nació el verano junto con su desprecio hacia mí, le rogué hasta que casi terminado el otoño.

La busqué justo al año de comenzar a amarle. ¿No es la coincidencia extraña, o al menos cuestionable?

Al volver a verla se me revuelven las entrañas, ya no por el puro amor a ella, ahora se le ha unido un sentimiento de rabia; un deseo muy fuerte de abrazarla es contenido y eso me fastidia la existencia.

Veo en sus ojos la pena por un ser querido que podría ser yo o cualquier otro indivíduo. Me habla con ese tono que me embeleza, como siempre; pero encuentro en su discurso algo diferente. Ha dicho algo que me despierta y veo como, lentamente, ha co-men-za-do a pro-du-cir su bo-ca una consonante.

Lo que siento al escucharla me remonta a aquellos tiempos que deseaba tanto algún jugete, escribía a "Santa Clos" y a los Santos Reyes, ansiando tanto que llegase el día para tenerle. Obtenía dos cosas solamente: un zapato vacío, sin carta, y un jugete diferente. Sonrío al recordarlo.

Pero puedo negarlo, contento que me sentía porque a final de cuentas algo recibía, pero cualquier cosa hubiera dado por tener lo que quería. Mas los caprichos incumplidos no son causa de muerte, y me educaron con la idea de que, tanto más débil es una persona, sus berrinches son más fuertes.

No puedo obtener lo que quiero pisoteando a la gente, a pesar de que la injusticia en mi vida se presente convirtiéndome en víctima de aquellos dementes de corta vista, esos que ponen su feliciad en la meta y no en lo que hay dentro de su frente, porque más de dos dedos de esta no tienen y pisotean todo lo que les detiene, sea cosa, ser vivo o ser humano. Para ellos es indiferente.

Es curioso el modo en que la vida me llevó a conocerla, tengo ciertas dudas sobre si fué destino o coincidencia, pero me inclino más por otra teoría: existe en cade humano una escencia, misma que obedece a los objetos y usa los sentimientos como pegamento o como imán para afianzarse a ellos. Los objetos son los medios para un fin, y la que con los objetos haga me crea la ilusión de tener vida.

En principio me pareció descabellado pensar que no soy yo quien domina mi existencia, sino un ente que apenas comprendo y que me dice qué hacer con ella, conmigo hace un experimento. Me sacude y me levanta, ora me pone zancadillas, ora me premia con plata y todo eso sólo lo hace para ver que pasa. Nececita llenar el tiempo vacío con eventos nuevos.

Las cosas que suceden parecen exactamente iguales a cada repetición, si así puede llamarse,mas tienen ligeras diferencias. Pero siendo estas fundamentales cambian todo el espectro de mi conciencia.

Todo esto me ha hecho saber por qué la quiero tanto; por qué en algún otro universo la tengo en mis brazos y en este sólo estamos hablando, llenando el vacío y otro universo creando.

Ya no me siento triste por un momento, aunque mucho yo me temo que este pensamiento es pasajero, se me olvidará en cuanto ella termine de hacer sonar esa consonante, a través de sus labios.

Disfruto mucho alargando este momento, se sublima por ella mi sufrimiento y se convierte, para mi espíritu, en alimento. Lo alargo tanto como puedo, tanto como desearía haberlo hecho con aquella primavera; o con el momento de ese día en que la ví el pasado invierno.

Texto agregado el 04-05-2009, y leído por 119 visitantes. (0 votos)


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