Inicio / Cuenteros Locales / sof9 / el dia en que apareciste por primera vez
Entré a la ducha y me quede ahí, completamente inmóvil gracias a la monstruosa araña que me observaba con atención desde la pared.
_Odio las arañas, estúpida araña…_ ¡mamá!_
Era demasiado miedosa como para matarla yo misma y peor aún como para bañarme en su presencia. Mi madre, un alma de Dios acudió en mi rescate y roció con un veneno a mi peluda compañía. Una vez libre de la araña pude traer a mi mente con mayor facilidad todas aquellas voces que últimamente me acosaban. Recuerdos, frases, palabras que penetran el corazón y por más que lo intentes no se van… Claro que dolían pero para mí era imposible olvidarlas.
Llevaba algún tiempo en estado bruto, como si algo dentro de mí se pudriera muy lentamente. Creo que la gente tenía una idea distorsionada de mi estado mental pero a decir verdad no me importaba. Mis día eran llenos de monotonías, en el colegio trabajos, poca comida y caras desagradables, al llegar a casa mucha comida pero poca hambre, ojos curiosos pero desconocidos y una tarde en la cama entre canales de televisión e inútiles mensajes del celular.
Un día sentada en mi pupitre me encontré mirando al profesor y fingiendo que me importaba lo que decía cuando se abrió la puerta. Todos giraron sus cuellos de tortuga y ojos de ratón para ver quien entraba, durante unos minutos hablaron con el profesor y luego este nos transmitió el mensaje al tiempo que un individuo entraba al salón. Estaba pensando en blanco cuando escuché que alguien se sentaba a mi lado. Me volví a verle con la más fría y odiosa mirada que se me ocurrió; no quería que me molestaran. Cuando el individuo terminó de acomodarse encontró mis ojos y me dejó helada, fue como si con una mirada me conociera tal y como se conoce a un marido; los más íntimos y vergonzosos detalles de su vida personal (incluyendo cicatrices, manchas y acné…) me sentí tan pequeña y fea ante este estúpido dios griego cuya mirada había recorrido cada uno de los rincones de mi alma. Al ser pálida como la leche me puse roja como un tomate, y uno bien maduro, esto le causó gracia y curvó su vista a mis vecinas de pupitre que cuchicheaban y se reían como si no tuvieran vida aparte de eso. Ellas se pusieron a conversar con él mientras la niña cara de tomate (yo) me enfurecía y empezaba a rayar un cuaderno cercano. ¿Quién rayos era este tipo con esa mirada tan insoportablemente deliciosa? No era justo. Te violaba con la mirada y encontrabas imposible el apartar tus ojos debido a razones que aun no alcanzo a comprender.
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Texto agregado el 03-05-2009, y leído por 184
visitantes. (6 votos)
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Lectores Opinan |
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04-05-2009 |
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Esas raznes que no alcanzas a comprender..se buscan en el sueño de un atardecer..anaranjado como la esperanza del amor.....
Muy bueno....
Mis cien palomas al viento palomitaausente |
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03-05-2009 |
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Este texto te atrapa, me gustó mucho y me quedé con ganas de seguir leyendo más. :) adimg |
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03-05-2009 |
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Muy buena narración. Aplausos. susana-del-rosal |
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03-05-2009 |
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Que atracción , uauuu como resistirla?? muy ben contada la experiencia =D mis cariños dulce-quimera |
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03-05-2009 |
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irresistible el chico, me gustó mucho tu texto******** JAGOMEZ |
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