Raras veces hablaba, y si lo hacía no entendía qué quería decir. Prefería evadirle, aunque nos veíamos obligados a compartir la habitación.
Su mirada me inquietaba. Nunca supe a que se dedicaba, ni me atrevía a preguntarle.
Me aliviaba saber que caída la noche, el se marcharía, como de costumbre. No podía soportar mucho tiempo su presencia difunta.
Texto agregado el 01-05-2009, y leído por 60
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Lectores Opinan
01-05-2009
veo lo sigueinte, me sigue gustando******* JAGOMEZ
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