Evito pensar en la tarde de las horas tristes,
evito a veces recordar su nombre,
me oculto entre las finas meretrices,
y ahogo mis penas en vasos de cohorte.
A menudo la observo,
la observó en mi mente,
y un futuro imaginado,
otros brazos recibiendo otros besos
que no son los míos.
Y la duelo,
y me duele,
y siento el amor,
que se tiñe por mi cuerpo
incesante,
fluye directo hacia mi estomago,
que esta haciendo un revoltijo,
mientras el corazón se acelera.
Ya son las 4 de la madrugada,
entonces,
levanto el auricular,
mientras un vacio
se apodera de mi ulcera,
marco el numero,
suplicando que conteste,
pero nadie contesta,
cuelgo y vuelvo a marcar,
hago silencio,
lloro.
|