Se cuenta que las noches son mágicas para los que viven en este infinito universo de sentimientos…
Unos creen que ya va siendo hora de ser felices, otros piensan que la mala suerte les acompañará toda la vida, y por último, los hay que tienen una luz que les guían por el buen camino.
Hace mucho tiempo, conocí a una estrella que deseaba ser feliz algún día. Siempre me decía que le gustaría ser más grande para poder brillar más, pero yo le repetía una y otra vez que no es necesario ser más grande para que la Luna se fijase en ella…
Por como la estrella describía a la Luna, supuse que debía estar enamorada de ella. Una noche nos pusimos a charlar y me contó:
-¿Tú crees que la Luna puede estar enamorada de mí?
- Pues no lo sé ¿Qué sientes tu por ella?
- La quiero con toda mi alma y corazón, porque es ella quien me da la vida, pero a la vez también me la puede quitar. ¡El amor es una paradoja!
- La verdad es que sí ¿Por qué no se lo cuentas a ella?
- ¿Tú estas loco? ¿No sabes que si se lo digo puedo perder su amistad para siempre?
- ¿Y tú como puedes saberlo?
- La Luna se siente atraída por el Sol, que es quien le da la chispa de la vida, y yo, no soy más que una simple estrella a la que un día le llegará el momento de partir hacia el universo eterno.
- Allá tú. Si estas sufriendo por dentro, llegará ese momento que dices en que la locura atacará a la razón de tus sentimientos…
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Pues que llegará un día en el que no aguantes más esos sentimientos, que tendrás que explotar de alguna forma, y créeme, no tardará en llegar…
- Bueno, me tengo que despedir que está a punto de amanecer. ¡Buenas noches!
- ¡Buenas noches! Y piensa que el amor puede significarlo todo o puede no significar nada.
Esa fue mi última conversación con la estrella, algo que jamás olvidaré. Todas las noches la observaba desde la ventana de mi habitación esperando que fuese sincera consigo misma y que se lo contase a la Luna, pero la timidez y la inseguridad con la que contaba la estrella hacía difícil que la Luna se fijase en ella…
Una melancólica noche, mientras observaba la llegada de un nuevo amanecer, sentí una fuerza en mi interior que me obligó a alzar la vista a la inmensa noche; mis ojos inundados de rabia y de dolor, vieron como restos de una estrella caían como la lluvia en un día gris de invierno; supuse entonces, que la estrella había llegado a su fin, y sin pensarlo, le compuse unos versos para ella:
“La triste luz que baña la noche
llora la muerte de una estrella
que no se atrevió a decir lo que sentía
ya que el Sol terminó con sus ilusiones…”
Por eso se dice que las noches son mágicas para los que viven en este infinito universo de sentimientos…
Porque la magia del amor es cosa de dos ¡Buenas noches!
P.D. Existen dos tipos de noche: Una la que sirve para dormir, la otra, la que sirve para soñar. |