Si de autocontrol me preguntaran, podría decir que se mucho. Y eso que la vida me lo enseñó a la fuerza. Pasaron muchos años en que no podía controlar lo que me parecía incontrolable. Viéndolo desde afuera, si se podía, porque el control es seguridad. Y junto con esto venia de la mano el autoestima Si alguna vez hice algo donde “perdí el control” probablemente era porque no quería controlarme. Lo bueno es que vos y yo sabemos que eso es mentira. De vez en mes me parece hasta saludable perderlo. No se trata de tener todo tan bajo control que no te permitís ser feliz o pasarla bien, por lo menos un rato. Pero lo aprendí.

Recordando viejos tiempos. Locura, pasión, descontrol.
No me puedo parar de reír. Estoy aquí como desquiciada en mi cuarto riéndome. Si antes pensaba que me había vuelto loca, ahora casi me voy a ir a entregar sola al manicomio.

“Te recuerdo y te pierdo en un papel, cuando apenas comienza la mañana.”

Hay cosas que de verdad no se pueden hacer. Consecuentemente siempre las cosas prohibidas son las que saben mejor, y las que uno mas quiere. ¿Hasta que punto podes llegar? Controlando el descontrol, los límites se vuelven borrosos.