Después de tanta búsqueda en la realidad, de haber ganado los infortunios de las guerras o desafiado el sabor de una mirada. Después de haber estado frente a frente con el miedo y destruido los esquemas de las mentes, después de internarnos en los barcos para refundar los mismos puertos, después de amarte y ser amada, de conciliar al mundo en nuestra escena, después de todo lo pasado para estar habitando este presente, de doblegar las voluntades o recrear lo más deseado, después de todo lo ocurrido en mí se gesta el mismo ensueño de las vidas y los tiempos. Tuvo que pasar todo lo ocurrido para que podamos entender lo sucedido, trasladar las formas y los cuentos, las historias y los restos, rotar nuestras propias decisiones o jalar en lo profundo de los vientos. Después de siglos y de mares navegando nuestros pensamientos, de verdades flotando a la deriva, de civilizaciones y barbaries, de albergar espadas y alejamientos, de cielos y de espacios atemorizados, después de recapitular el hambre de los pueblos, de nacer arbitrariamente o no entre ambos márgenes, después de saber las cifras de los muertos y de las mareas rondando epitafios, hoy renazco aquí en mi propio lecho, ante el único árbol que dejaron sin colonizar.
Ana Cecilia.
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