Esculpía sentimientos y la gente los compraba con regalos, regalaba besos a cambio de falsas esperanzas, y rechazaba todo aquello que la impedían continuar su camino. Seguía sin comprender porqué la gente la quería detener, si todo el mundo se autocreía amante de los sueños, ¿Porqué no le cedaban conceder el suyo?
Si cuando cada mirada al vacío se interponía en sus pasos, si cada suspiro hacía que anhelara más el aire del pasado, ¿Para qué seguir adelante?
Con el paso del tiempo se daba cuenta de todos sus defectos, y veía cada vez más a la perfección el dolor de las miradas ajenas, el reflejo del alma, y se adentró en la hipocresía del muno como un ángel, caido, pero un ángel que, aunque tuviera las alas destrozadas, de ellas descolocadas todas sus plumas, intentaría volar, porqué no solo los ángeles lloran, sinó todo tipo de monstruo e demonio que haría lo que fuera para sacarse de sus marrones y no apreciaban que valores tiene el corazón humano, ni que tesoros tiene el alma más guerrera, más fuerte, que aunque se desangre, aunque la pisen, sigue andando, sin darse por vencida se quita las lagrimas de las mejillas, y continua andando, camina aunque la fatiga la esté destrozando, ella, tan solo, avanza, sin dejar de alumbrarse delante de todo tipo de novedad abstracta.
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