Inicio / Cuenteros Locales / ateo / El viejo Hank (un cuento para Bukowski)
El viejo Hank me invita un trago. Suena pendenciero, acodado en la barra y pidiendo una cerveza. El cantinero también es un tipo duro, cara larga y sombria picada por la viruela. Nariz grande y colorada partida a puñetazos en alguna pelea de bar. Sin cuello, rodeado de la grasa de una enorme barriga. Deposita las dos cervezas de mala gana y pide su dinero. Hank lo mide con una mirada torva que resalta su propia nariz colorada y la cara dibujada a golpes. Tira desafiante el dinero sobre el mostrador. El cantinero cuenta los billetes y se va hacia la caja. Hank maldice entre dientes -Imbecil. Me mira luego de un largo trago. La cerveza esta fria. Nuevamente se dirige hacia mi. -Muchacho la poesía es para aquellos que estan verdaderamente desesperados. Hay una belleza tragica en el andar de la cucaracha. Una dama desprolija de pelo teñido de un color indescifrable espia encorvada desde su taburete. Hank la observa, yo la observo. Heridas de amor y de alcohol construyen sus arrugas. Se para y camina meneando el culo hasta el baño. Viste unos jeans ajustados y una camisa abierta. Los pechos parecen caidos, pero su culo es envidiable. Hank me dice -Ves a esa mujer. Un infierno dibuja su sonrisa y sin esperarlo pensas que solo en su desnudez, haciendo de ese culo el objeto de tu deseo serias capaz de encontrar paz, guerra, amor o locura, esta noche. Una rosa robada a la avenida de la muerte (Se autocita el viejo Hank). El bar esta plagado de borrachos y rostros con los dientes rotos. Putas viejas y solitarios bebedores de cerveza y wiskhy. Espiritus quebrados y criminales en fuga. El viejo Hank me dice -No hay escape. La poesía no puede ser un escape. Ni el delirium tremens del alcoholico. Ni la navaja cortando tus venas con la esperanza de ser leña seca y carne agusanada en una tumba solitaria. Yo escribo poesía por esta cerveza fria y por el culo de esa dama. Hank se levanta y va hacia ella que vuelve del baño. Se cruzan y hablan. El cantinero obserba con furia. Es su novia o su amante o es la simple envidia de un borracho harto de los otros borrachos. Hank lo mira y lo insulta. Lo invita a pelear. El cantinero acepta el convite. Rumbo a la puerta Hank me dice. -Ven muchacho, esta noche escribiremos poesía.
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Texto agregado el 27-04-2009, y leído por 594
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Lectores Opinan |
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22-09-2010 |
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Homenaje al gran maestro. Interesante relato. ***** walker |
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